Una aproximación desde la psicología al trabajo a distancia en Cuba
Hablar una década atrás de teletrabajo y trabajo a distancia en Cuba era algo extraño, prácticamente desconocido, pero sobre todo la crisis sanitaria que vino de la mano de la Covid-19 revolucionó contextos y modos de hacer en prácticamente todos los ámbitos de la vida en esta Isla.
Entre los espacios que vivieron transformaciones decisivas se inscribió el mundo laboral y muchas de las modificaciones ocurridas en este llegaron para quedarse, el teletrabajo y el trabajo a distancia entre ellas.
Foto: tomada de escambray.cu
Ahora, una de las primeras indagaciones psicológicas sobre el tema revela resultados sobre cómo tal novedad laboral para los cubanos –que ya no lo es tanto- se ha comportado.
“Condiciones laborales para el desempeño de las modalidades de trabajo a distancia en Cuba” es el título del estudio, que es parte de un proyecto de investigación más amplio y que incluye evaluar los resultados de ese trabajo, así como las competencias, beneficios y creencias asociados a esas variantes.
Publicada a mediados del año pasado en la Revista de Ingeniería Industrial, de la Cujae, y luego presentado este mayo último en el XIII Encuentro Internacional de Estudiantes de Psicología, donde también participan profesores y académicos varios, la investigación aplicó un total de 28 mil 26 cuestionarios (24 mil 35 a trabajadores y 3 mil 991 a directivos), con una edad promedio de de 45,7 años los primeros y 50 los segundos. Los resultados fueron, como tendencia, alentadores.
A distancia pero no distantes de responsabilidades
En nuestro país muchas veces se emplean de manera indistinta los términos trabajo a distancia y teletrabajo, que no son conceptos nuevos; pero sí relativamente nuevo su estudio.
De hecho, el teletrabajo es trabajo a distancia, pero no todo trabajo a distancia es teletrabajo.
De acuerdo con la investigación citada -de un colectivo de autores entre quienes figura la Doctora en Ciencias Psicológicas Arianne Medina Macías, Máster en Psicología Laboral y de las Organizaciones y Profesora Titular de la Universidad de La Habana-, el teletrabajo es “aquel que se desempeña sin tener que estar presente físicamente en el centro laboral. Las tecnologías de la información y las comunicaciones (mensajería instantánea, redes sociales, correo electrónico, etc.) son la vía fundamental para la comunicación con jefes/compañeros de trabajo/usuarios. Por tanto, el intercambio de información necesaria para realizar el trabajo depende del uso de las tecnologías, aunque los encuentros presenciales no se excluyen”.
Imagen: Unión de Informáticos de Cuba
Por su parte, el trabajo a distancia “se desempeña alternando la presencia física en el centro laboral y el hogar. El intercambio de información necesaria para el trabajo depende, en lo fundamental, de la comunicación directa (cara a cara) con jefes/compañeros de trabajo/usuarios. Las tecnologías de la información y las comunicaciones no son imprescindibles”.
Foto ilustrativa, tomada de perlavision.cu
En nuestro país es más utilizado el trabajo a distancia que el teletrabajo, probablemente debido a las condiciones de la infraestructura tecnológica, a la velocidad y capacidad de conexión a Internet, y a que no se poseen todos los recursos tecnológicos necesarios para extender en mayor medida el teletrabajo, que requiera de manera indispensable de las TICs.
Foto ilustrativa, tomada de everypixel.com
Las condiciones en que se desarrollan las modalidades del trabajo a distancia impactan lo mismo en la salud física y mental del trabajador, que en la eficacia y eficiencia de su labor. Es por ello que los estudiosos se propusieron analizar las condiciones laborales en que se despliega ese quehacer y cómo este es evaluado por empleados y directivos.
Pero más allá del contexto y de los medios de de trabajo, también las condicionantes de orden subjetivo como las motivaciones y las capacidades, tributan su parte al desempeño laboral.
Entre los resultados de la indagación se apuntan que las condiciones ambientales, como buena iluminación y ausencia de ruidos, fueron evaluadas positiva y mayoritariamente por trabajadores y directivos
Sin embargo, las condiciones del puesto de trabajo (contar en casa con lugar para trabajar, que el mismo, incluyendo la silla tengan un diseño cómodo, disponer de computadora con las prestaciones necesarias y las versiones actualizadas y compatibles de programas, que la organización empleadora facilite los medios de trabajo y disponer de conexión a internet rápida y estable) no fueron valoradas de manera favorable, salvo el contar con un lugar para trabajar.
Foto: Internet
A cerca del 90% de los trabajadores en estas modalidades se les respeta en sus casas el espacio y tiempo de trabajo, lo cual permite una conciliación de la vida laboral y familiar; pero solo en el 61% de l os encuestados ese lugar es adecuado y con una silla de diseño cómodo, con los consiguientes riesgos para el sistema músculo-esquelético del cuerpo.
El 37% de los trabajadores afirma que su organización le facilitó los medios de trabajo, lo cual es una condición indispensable para desarrollar el mismo, y así lo reafirmó a los estudiosos el 40% de los directivos encuestados. No obstante, el 67.8% de esos trabajadores cuenta con una computadora con las prestaciones necesarias, lo cual hace suponer que sean medios personales.
En cuanto a disponer de versiones actualizadas y compatibles de programas necesarios para la actividad laboral, el 61% de los trabajadores confirmó contar con estos, y lo ratificó el 59% de los directivos.
La condición más crítica apuntada por este estudio es la relacionada con una conexión a Internet rápida y estable, de la cual solo dispone el 25,7% de esos trabajadores, dadas las características del desarrollo tecnológico del país, agravadas por el arreciamiento del bloqueo impuesto a Cuba por el gobierno estadounidense.
La indagación detectó diferencias estadísticamente significativas entre los grupos de trabajadores y de directivos en la respectiva percepción de cómo influían las condiciones laborales en el desempeño de los teletrabajadores. Sí coincidieron ambos grupos al indicar una buena comunicación con el jefe.
Foto: tomada de cuba.cu
Las encuestas evidenciaron dificultades en cuanto a la capacitación recibida por los trabajadores para cambiar a una de las modalidades de trabajo a distancia. Únicamente el 54,7% de los empleados recibió formación, y así lo afirma el 53% de los directivos. Tal carencia, se asegura en la investigación, puede estar asociada a la premura del cambio de modalidad de trabajo.
En general, las competencias laborales tienden a ser más demandadas para el teletrabajo que para los trabajadores a distancia.
Entre los tantos a favor señalados por los trabajadores a distancia y teletrabajadores se incluyen también que el 99% de ellos tiene claros los objetivos y los plazos de entrega. Así lo suscriben los directivos, quienes reconocen los indicadores para evaluar ese trabajo.
También entre las condiciones evaluadas de manera favorable se inscriben las asociadas con la comunicación, anotándose como muy buenas las relaciones con el jefe y con los compañeros de trabajo, y como sistemática la retroalimentación con el superior inmediato así como la planificación de las tareas laborales en función de las prioridades.
El trabajo a distancia no es un premio
El teletrabajo y el trabajo a distancia, además del pluriempleo, son alternativas bien atendibles en correspondencia con la situación económica y demográfica del país, aseguraba al periódico Granma el director general de Empleo del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, Ariel Fonseca Quesada, a propósito de las ferias de emplee que se realizaron a finales del año pasado.
Valdría ahora subrayar cómo las circunstancias más actuales, con la crisis energética que vivimos, así como con las serias dificultades para el transporte y otras complejidades, podrían constituirse en una razón más para, solo en los casos que sea factible, continuar promoviendo estas modalidades de trabajo, siempre y cuando los cortes de energía, por ejemplo, conspiren contra horarios de entrega u otras tareas inaplazables.
Imagen: tomada del facebook del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social
De acuerdo con la investigación que sustenta estas líneas, un alto por ciento (64%), de quienes en la Isla no están en un puesto laboral presencial, realizan sobre todo trabajo a distancia y no teletrabajo (36%), debido a las limitantes que impone la infraestructura tecnológica.
Y es interesante destacar que son sobre todo mujeres las que ocupan más puestos lo mismo en el trabajo a distancia que en el teletrabajo, lo cual se relaciona a que son Ellas las mayoritariamente presentes en el llamado sector terciario en tanto los hombres son mayoría en el sector productivo que necesariamente requiere en buena parte de la presencia del trabajador.
Pero de estas últimas cifras podría derivarse más de una lectura y así queda apuntado en el artículo «Desempeño en modalidades de trabajo a distancia y teletrabajo en Cuba desde una perspectiva de género», publicado en la revista Novedades de Población.
Sus autores subrayan que la ventaja del trabajo no presencial de permitir conciliar la vida laboral con la familiar y doméstica “se concibe muy conveniente para las mujeres”. Y a renglón seguido acotan cómo ello
“refleja y al mismo tiempo refuerza el estereotipo: la crianza de los hijos y la tarea doméstica le corresponde a la mujer; por tanto, siguiendo esta línea de pensamiento, es un problema que no concierne al hombre. Así, se renueva la sobrecarga de ellas”.
Foto: Sadiel Mederos
Está claro que ese es uno de los tantos estereotipos a desdibujar, como también aquel que hace suponer que quienes no están físicamente en su centro laboral no están trabajando todo lo que deben y pueden.
Pero nada más lejos de la verdad ya que existen modos de controlar los resultados de esa labor, que, a la vez, y sobre todo atendiendo a las limitaciones del presente, posibilita hasta un mejor aprovechamiento del tiempo de trabajo eliminando las complicaciones del transporte y gastos en combustible y otros portadores energéticos para los centros de trabajo.
De hecho, se trata de una actividad totalmente legal, regulada, y para cuya potenciación fue emitida la Resolución No. 71/2021 de la Ministra de Trabajo y Seguridad Social, publicada en la Gaceta Oficial No. 72 Extraordinaria de 18 de agosto de 2021, que contiene el «Reglamento sobre el Trabajo a distancia y el Teletrabajo».
No por gusto en abril del pasado año el Primer Ministro, Manuel Marrero Cruz, durante el balance anual del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, insistía en la necesidad de incorporar el teletrabajo y el trabajo a distancia como modalidades permanentes y no como algo de contingencia o que quedó atrás por la pandemia de la COVID-19.
También el Presidente de la República Miguel Díaz-Canel ha instado a “evaluar propuestas de trabajo en casa y de teletrabajo”, considerando las ventajas que pueden acompañar a estas modalidades.
Sucede que el trabajo a distancia y el teletrabajo, según destaca la investigación citada, no han de ser vistos ni como un premio ni como un castigo, y sí como otra oportunidad sobre todo en estos tiempos de necesario ahorro energético, cuando urge potenciar ambas modalidades porque empleadores, trabajadores y todo el país gana.