Sissi y la reconquista de los cielos
Para la ingeniera mecánica en motor y fuselaje lo más natural siempre fue caminar envuelta en su overol y las manos llenas de herramientas, realizando todo tipo de reparaciones. Hoy su realidad es diferente…
Desde lejos el tamaño de los aviones la hacen casi desaparecer. La cotidianidad ha cambiado para Sissi Torres Hernández. Ahora hace su recorridos por todas las áreas de Cubana de Aviación cada mañana, antes de llegar a su oficina de directora adjunta de la compañía bandera de la aviación en Cuba. Puntualiza hasta el más mínimo detalle.
Pero esta faceta administrativa de Sissi a muchos le resulta relativamente nueva. Para la ingeniera mecánica en motor y fuselaje lo más natural siempre fue caminar envuelta en su overol y las manos llenas de herramientas, realizando todo tipo de reparaciones.
Desde su graduación en el año 2009 fue a parar a los talleres de motores en el aeropuerto. Siempre quiso ser ingeniera sin tener claro en qué perfil, pero en sus primeros años de carrera se inclinó finalmente por la aeronáutica. Todo lo que rodeaba el funcionamiento de los aviones la enamoró desde que los empezó a estudiar.
Sisi nunca le ha temido a los motores o a la grasa, todo lo contrario. Al llegar era la única mujer del taller entre tantos hombres y bebió, desde los primeros días, de la experiencia de sus compañeros que en un inicio la miraban extrañados. No tardó mucho en ganar la confianza de todos trabajando, reparando.
Sissi sueña con volver a retomar los cielos, como en los mejores momentos logró hacer Cubana de Aviación. “Esa es la tarea más importante que me ha tocado, nuestro compromiso medular dentro de mi actual posición.
Un día tuve que dar el paso al frente porque la compañía necesitaba de una persona joven con formación aeronáutica suficiente para asumir el cargo, alguien que conociera el contenido del trabajo».
Aquí en Cubana de Aviación todos la identifican aún con el área técnica. «Ahora es que yo vengo a emprender en otras áreas. Mi perfil siempre fue ese y desde la dirección sigo atendiendo los motores con mucho orgullo».
Con cierta nostalgia Sissi recuerda todos aquellos arreglos que solo ella podía hacer porque era la única persona que cabía en el diminuto espacio. Habla de superarse, menciona su casa, sus padres, el apoyo. Su niño le teme a los aviones y eso le quita las esperanzas de que sigua sus pasos, pero solo tiene 10 años y muchas cosas pueden cambiar, dice entre risas.
Y es que esta ingeniera hoy conoce a la perfección sus aviones, se engrasa las manos cuando hace falta y le ha tocado contribuir a la dirección del inmenso proyecto que implica Cubana de Aviación.
Solo piensa hacerla avanzar, superarse, acumular todo el conocimiento que pueda ser de ayuda a esta compañía en la que lleva 15 años trabajando. «Retomar los cielos», repite, lo aclara, tiene esa esperanza.
Al alejarnos de Sisi para grabar otros objetivos del aeropuerto, nos quedábamos con la grandeza de su historia, y la sensación de su verdadero tamaño, tanto o más que el de los aviones que ella repara.