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El incansable viajero

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Samuel Feijóo, sin lugar a dudas, constituye una de las personalidades más polifacéticas, abarcadoras e imprescindibles de la cultura cubana

Samuel Feijóo Rodríguez fue un autor de formación autodidacta, conocido en Cuba y el mundo (Foto: Tomada del periódico Granma)

Calificado como un artista inquieto, conocedor profundo de los sentimientos del hombre de pueblo y saturado con extraordinaria sensibilidad, Samuel Feijóo fue el escritor que supo reflejar todo el sabor criollo presente en los campos de Cuba, para así entregarlo al deleite de un libro, mientras presentaba con finísimo humor a Juan Quinquín y a Wampampiro Timbereta.

Quienes tuvieron la suerte de conocerlo, lo describen como poseedor de una locura creativa sin igual, el hombre que supo ser poeta, filósofo, novelista, cuentista, folclorista, dibujante, pintor, editor, escultor a deshoras y dramaturgo a ratos.

Para quienes solo pudieron alcanzar la obra, encontraron en ella la belleza y el encanto del paisaje rural nacional, expuesto de manera exquisita, y la reflexión sabia sobre el ser humano en las relaciones con el mundo.

Su poesía goza de gran intensidad, es sencilla y profunda, sin artilugios en aras de alcanzar la belleza, pero colmada de oficio, una lírica capaz de mostrar el verdor de la llanura y la vida del monte, hasta llegar incluso a reflejar el canto de los pájaros silvestres y los exquisitos sabores de las frutas tropicales.

La narrativa de Feijóo igualmente está marcada por el ámbito campestre, las tradiciones y el folclor campesino. Entre sus principales trabajos sobresalen la novela Juan Quinquín en Pueblo Mocho, de 1964, llevada al cine y a la televisión unos años después, y el volumen de los relatos Cuentacuentos, que le valiera el Premio de Cuento Luis Felipe Rodríguez, de la UNEAC, en 1975.

Feijóo

También posee una labor ensayística apreciable, con estudios sobre poesía cubana, fundamentalmente los dedicados a la evolución de la décima y el soneto.

Fue un estudioso apasionado del folclor nacional, tema que lo llevó a recorrer campos, pueblos y bateyes en busca de mitos, leyendas y tradiciones populares. Revelante es la recopilación de dicharachos, trabalenguas, adivinanzas, cuartetas, décimas antiguas e historias, fruto de su laboriosidad etnológica.

Sin tiempo siquiera para sacudirse el polvo del camino, en la actualidad, tras más de 110 años de su natalicio, continúa de viaje el inagotable andante que fue Samuel Feijóo.

Pese a la desaparición física el 14 de julio de 1992, ese artista prolonga la marcha hasta nuestros días, y aún desanda los parajes nacionales, mientras se apropia de bibliotecas o plazas donde se hable de cubanía, en el mejor acto cultural enriquecido por el amor, la labor sana y el profundo servicio al hombre.

Pocos como él han podido integrar las raíces nacionales y devolverlas como arte que se revela al mundo en obra fiel y abarcadora, razón por la cual ocupa de manera imperecedera el sitial de los más importantes exponentes de la intelectualidad cubana del siglo XX, de ser genuino, polifaceta y prolífero autor, quien nos legó a Juan Quinquín y Wampampiro Timbereta.

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