Cuba en Sochi: Una juventud que enamora
Luces y colores. Una ciudad en movimiento. Sol durante el día, y en las noches temperaturas que bajan hasta los dos o un grados. Más de 20 mil jóvenes, de unos 180 países, caminan en direcciones diferentes, saludan en sus respectivos idiomas o simplemente sonríen y hacen algún gesto con las manos.
Aquí hay cubanos que resaltan por nuestra alegría y esa manera tan peculiar de ser, porque enseguida plantamos el nombre de nuestro país en el hospedaje, para que todos sepan que ahí estamos los hijos de Martí y Fidel, los defensores de la belleza y la utopía, de lo noble y lo justo en cualquier parte del mundo.
Las montañas con nieve parecen cerca, como también lo está el mar negro en esta urbe, con unos 328 mil pobladores y que recibe cada año a más de cuatro millones de visitantes, seducidos por sus paisajes, el clima, edificios neoclásicos y la manera en que se conjuga naturaleza y contemporaneidad.
Tal vez sus habitantes ya están acostumbrados a recibir visitantes en una ciudad que también es conocida como la Capital de Verano de Rusia y uno de los destinos turísticos más famosos del país.
Sochi ha sido sede de grandes eventos a nivel internacional, como los Juegos Olímpicos de Invierno en 2014, el Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes en 2017 y otros de gran relevancia en la política y la cultura.
Ahora vuelve a ser epicentro para personas de diversas naciones. Otro Festival que es, sobre todo, un espacio de confluencias, de diversidad y sueños, una aportunidad para exponer verdades y hacer amigos, para conocer otras culturas y maneras de ser. En el caso de Cuba es también la posibilidad de exponer nuestras esencias, incrementar las alianzas, denunciar el bloqueo económico de Estados Unidos que intenta asfixiar la nación y mostrar la solidaridad con otros pueblos.
En la delegación cubana, hay muchachas y muchachos de todos los sectores: campesinos, científicos, artistas, discapacitados físicos, ingenieros, médicos, comunicadores… y de las diferentes provincias. Poco a poco todos nos convertimos en familia. Venimos con nuestra humildad y también con la dignidad y el orgullo inmenso de representar a una nación, que es también un símbolo de resistencia y esperanza para muchos en el mundo.
Emociona percibir el cariño y la admiración hacia Cuba, y también el alma de quienes integran esta delegación, entre responsabilidades, profundidad en los análisis y entusiasmo.
La alegría de los cubanos, el tono de nuestras voces, las bromas y también la capacidad para despertar empatía y cariño ya se sienten aquí.
Sochi tiene días diferentes, y Cuba vuelve a ser protagonista.