Cultura

Eterno danzón

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A inicios de este enero Cuba rememoró los 145 años del estreno del primer danzón con un concierto homenaje de la Orquesta Faílde.

Fue en el otrora Liceo Artístico y Literario de Matanzas -hoy Sala de Conciertos José White-, el cual sirviera de escenario para la interpretación pionera de  Las Alturas de Simpson, el primer danzón escuchado en esta Isla.


Imagen tomada de PL

Aquella añeja noche del siglo XIX se daba el primer paso que conduciría a que el 25 de noviembre de 2013 el danzón fuera considerado como Patrimonio Cultural de la Nación y a que hoy crezcan ilusiones y empeños para que este sea igual declarado Patrimonio de la Humanidad.


Foto: tomada de wordpress.com
 

Nacimiento de un género musical cubano 

Ni remotamente podía imaginar el maestro Miguel Faílde, entonces un joven de 18 años,  que aquella música cadenciosa y cálida, sería considerada un día patrimonio inmaterial por la Comisión Nacional de Monumentos, que evaluó los aportes de este ritmo a la nacionalidad y a la cultura cubanas.

Para entonces, aquel casi adolescente músico matancero ya había creado la orquesta «Los Faíldes», en unión de sus hermanos Eduardo y Cándido, y aquel primer día de enero de 1879 resonaron públicamente por vez primera los 16 compases que integraban su creación musical, más sosegada que la contradanza.


Foto: tomada de ateporexcelencias.com

Algunos consideran que  este primer danzón debe su nombre a un finquero rico de Matanzas  apellidado Simpson, que había donado un terreno a Faílde y un grupo de amigos para jugar béisbol. Aquel espacio se ubicaba en uno de los barrios más populares de la ciudad y, aseguran, fue utilizado para reuniones organizadas contra el dominio colonial español que existía sobre la Isla.

Aun cuando aquella noche constituyó la primera ocasión en que se escuchara Las alturas de Simpson en el club matancero, dicho género bailable ya era conocido por una parte de los pobladores gracias a las giras ofrecidas por la orquesta de Faílde. 

Incluso, una nieta del compositor apunta que donde por primera vez se ensayó aquel danzón fundador fue en 1878, en la mansión Quinta Luna, de los Condes de Luna.

Por su parte, la musicóloga, profesora y radialista Hamilé Rozada Bestard, rememoraba en un artículo para Habana Radio que a aquel primer danzón le siguieron otros asociados a las luchas independentistas como los nombrados “Guerra”, “El Combate”, “Los Merengazos”… y entre los autores sobresalientes en ese quehacer destacó el trombonista Raimundo Valenzuela (1848-1905), famoso por sus danzones inspirados en arias de óperas italianas.


A la izquierda de la foto, el cornetín de Faílde, considerado una de las reliquias en la historia del danzón. Foto: tomada de cubarte.cult.cu

Emergieron luego otras figuras como José Urfé, quien encontró un nuevo elemento rítmico en el son oriental para crear “El bombín de Barreto”, y también Antonio María Romeu, el cual confirió al piano un papel preponderante dentro del danzón.

Larga y apasionante es la lista de músicos y danzones que han abonado la historia de este género musical, al que le naciera luego un descendiente: el danzonete, de la mano del también matancero Aniceto Díaz.

Eventos como el Festival del Danzón en Diez de Octubre, que el año pasado llegó a su XXX edición, así como el Encuentro Internacional Danzonero Miguel Failde, que ya va por su quinta temporada, también el festival internacional Cubadanzón y numerosas investigaciones, concursos y peñas mantienen hoy alentando en nuestra tierra a ese género musical .


El Festival del danzón, en Diez de Octubre. Foto: José Bacardí

El siempre historiador de La Habana, Eusebio Leal, aseguraba que Alicia Alonso era “parte del alma invisible de Cuba”, y esa sentencia podría igual hacerse extensiva al danzón, cuya cadencia podría adivinarse en el andar de no pocas cubanas, y hasta en la brisa que en oportunidades hace ondear las hojas de las palmas que hoy siguen irguiéndose y regalando sus verdes en esta Isla.

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