Redes sociales digitales, ¿un nuevo escenario para la comunicación política?
Desde los inicios de la civilización, la comunicación política ha estado presente en las sociedades humanas. Ha sido desarrollada a través de diversos canales, según las posibilidades tecnológicas de cada etapa histórica. ¿Qué impacto tienen a día de hoy las redes sociales digitales en este tipo de comunicación?
Es innegable que con el vertiginoso desarrollo de las tecnologías de la información y la comunicación, específicamente con las redes sociales digitales, la comunicación política ha encontrado una vía por la cual pueden transmitirse los mensajes políticos sin necesidad de la mediación de los tradicionales medios de comunicación.
En tal sentido, una investigación latinoamericana sobre el empleo de estas tecnologías en la comunicación política sostiene que las redes sociales digitales se “han convertido en un camino rápido y directo para llegar a los habitantes y mantener un diálogo permanente con la ciudadanía”.
Ello está relacionado con los actuales índices de consumo de redes sociales digitales a escala global: su popularidad es tal que al menos el 61% de la población mundial las utiliza, según un estudio de finales de 2023. Como consecuencia, la comunicación política se ha adaptado al entorno digital, dado que ahora los públicos potenciales están allí.
Sin embargo, a pesar de las potencialidades que las redes sociales digitales ofrecen para el ejercicio de la comunicación política, también existen grandes desafíos. Por ejemplo, los políticos deben adaptar un discurso —cuyos rasgos tradicionales incluyen la formalidad— a uno donde el lenguaje puede llegar a ser más conversacional e informal. Esto complejiza la creación de los contenidos que los políticos comparten mediante sus perfiles digitales, pues deben encontrar un equilibrio entre un extremo y el otro.
Del lado de las audiencias también subyacen retos en tiempos de comunicación política en redes sociales digitales. Aunque estas tienen la ventaja de ser más desreguladas respecto a los medios tradicionales de comunicación, no necesariamente contribuyen al ejercicio transparente, veraz y ético de la política. Tienen el poder de formar opiniones distorsionadas de la realidad, lo cual ha impactado —muchas veces dañinamente— en la reputación de los políticos, los resultados de las acciones gubernamentales o las victorias de candidatos electorales.
Es decir, de una parte se requieren habilidades y manejo ético y, del otro lado, cultura, formación y conocimientos. Esto resulta imprescindible para que la sociedad se desenvuelva en un escenario en el que las redes sociales digitales aporten a la comunicación política más beneficios que perjucios.