Cultura

La cultura: presente y futuro de nuestra nación

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La cultura cubana no ha estado exenta de la compleja situación socioeconómica que atraviesa la nación.

A pesar de carencias materiales, los creadores de la mayor de las Antillas mantienen el compromiso de llevar el arte a todos los rincones de la geografía nacional, como lo proyectó el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz hace 62 años en sus «Palabras a los intelectuales».

Ese documento programático fue cimiento para la política cultural del país y marcó pautas para el nacimiento de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac), organización que agrupa a la vanguardia artística y que en sus más de seis décadas de existencia ha obrado por la formación, promoción y distribución de lo mejor de la creación nacional.

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Con su presidente, Luis Morlote Rivas, dialogó la Agencia Cubana de Noticias (ACN) para conocer los derroteros que tiene por delante la cultura cubana en tiempos tan complejos para el país.

Ruta crítica hacia el X Congreso 

«De acuerdo a lo que establecen los estatutos y el reglamento de la Uneac llegamos a la preparación del X Congreso convocado desde junio de 2023.

Se identificaron más de 50 temáticas que pueden ponerse a discusión durante el cónclave, por ejemplo, el papel de la crítica y su carencia en diferentes espacios, por lo cual no se aprovecha su papel orientador.

También se habló de la enseñanza artística, de la necesidad de preparar el presente y el futuro de la creación artística cubana; de los retos que impone la comunicación que trasciende a los medios tradicionales y contempla a las plataformas digitales y de la relación con la cultura y el turismo, apuntó Morlote Rivas.

Desde la Uneac existen otras preocupaciones, entre ellas el trabajo en la comunidad y la importancia de reconocer y fomentar la presencia cultural en zonas vulnerables para mejorar la calidad de vida de sus habitantes.

La escuela, eje del desarrollo cultural del barrio

Que el centro educacional se convierta en el centro cultural más importante de la comunidad es, según Morlote Rivas, una aspiración.

Para él, aunque se ha discutido ese asunto por varias décadas, no es posible afirmar que se ha resuelto en su totalidad, pero refirió que la escuela tiene potencialidades para convertirse en ese centro que se anhela.

En las instituciones educativas, señaló, confluye buena parte de la comunidad, desde los niños hasta los docentes, quienes en cierto modo también involucran  a las familias para que participen en el proceso de
aprendizaje.

Son también los espacios donde permanecen  por buen tiempo las nuevas generaciones, a las cuales es preciso llegarlesde manera directa con información y transmitirles valores e intereses que la sociedad cubana defiende, indicó.

Puntualizó que aún persisten problemáticas que impiden el impulso a la creación en esos centros como la formación incompleta de los instructores de arte, a quienes calificó de influyentes  en el movimiento de
aficionados.

No obstante, la organización de la vanguardia artística cubana emprende alternativas, como es el caso de su comisión de trabajo permanente Educación, Cultura y Sociedad, que interviene en los temas educativos desde la primera infancia hasta la enseñanza superior, junto al Ministerio de Educación.

Desde la Uneac, acotó, siempre hemos sido muy críticos con la educación porque reconocemos su valor para el país y creemos en que el movimiento artístico e intelectual puede aportar más a ese tipo instituciones, aunque incidamos de forma más directa en la enseñanza artística.

Nada es más gratificante que nuestros intelectuales y artistas estén también frente a las aulas, aseguró.

Cultura comunitaria: el arte al alcance de todos

El trabajo cultural comunitario ha sido, de acuerdo con Morlote Rivas, una obsesión de la Uneac.

Aunque aún preserva sus fortalezas, también posee debilidades que se relacionan con la poca incorporación de jóvenes creadores a los proyectos y con la falta de recursos.

Subrayó que hay espacios  modélicos en Cuba donde participan notables artistas como sucede en el lomerío de Cienfuegos o en El Mejunje, de Ramón Silverio, en Santa Clara, pues sus artífices además de defender su obra, se han entregado a las comunidades a las que pertenecen.

Cuando recorremos el país, declaró, encontramos extraordinarias experiencias de intercambio artístico en la comunidad y eso no tiene un reflejo en las plataformas mediáticas, y olvidamos que es allí donde
están los verdaderos héroes y artífices de la resistencia creativa a la cual nos convoca la alta dirección de la nación.

Sembrar ideas, sembrar conciencia

Desde la perspectiva de Morlote Rivas, quien además de asumir la presidencia de la Uneac es creador y comunicador por excelencia, la preocupación por la manera en que los contenidos de la industria del
entretenimiento cada vez ocupan más espacio entre nosotros ha sido una constante en la organización quizás desde su primer congreso.

Si se releen los intercambios de Fidel con los artistas e intelectuales fue un tema que siempre se debatió críticamente, con la idea de que la única manera de contrarrestar esa avalancha pseudocultural, colonizadora es la transmisión de conocimientos y la formación de valores para que lo nuestro
tuviera el significado que realmente merece y que la gente sintiera orgullo de ser cubano y de defender esa condición, refirió.

Dijo que la nocividad de esa industria tiene que ver conque, sutilmente y de modo muy perverso, inocula patrones de consumo que no tienen nada que ver con la sociedad que deseamos construir.

«La crítica artística y literaria -ausente de nuestras plataformas – es una forma de llamar la atención sobre ese «gato por liebre» que nos hacen pasar, porque ese ejercicio tiene un poder orientador y ofrece claves para el pensamiento».

Para ello, propuso educar mucho para la recepción, sobre todo cuando en Cuba los medios de comunicación conservan su hegemonía y se cuenta con el talento artístico.

Ratificó que en el programa «Sembrar ideas, sembrar conciencia», que lidera un intelectual de la talla de Abel Prieto,  se reconocen las potencialidades que Cuba posee como nación para enfrentar la colonización cultural.

«Palabras a los intelectuales», presente y futuro de la cultura cubana Más de seis décadas han transcurrido desde que Fidel pronunció sus «Palabras a los intelectuales», un discurso que perfiló los modos de hacer la cultura en la naciente Revolución, coexistiendo con otras batallas espirituales y políticas como la Campaña de Alfabetización y la epopeya de Playa Girón, respectivamente.

Ese intercambio de los creadores con el Líder Histórico es, para el presidente de la Uneac, una plataforma programática del proceso revolucionario, que considera adelantada para su tiempo.

Fidel habló de libertad de creación, de la necesidad de extender la cultura hacia las capas más humildes, de los instructores de arte,  la formación de creadores a través de la enseñanza artística, del patrimonio y de la existencia misma de la Uneac. Es decir, marcó el punto de partida para tener una cultura diversa y la importancia del aporte colectivo en ese enriquecimiento del espíritu.

Creo que esos principios están vigentes hoy en la política revolucionaria, porque aunque ese discurso se dio en un momento en que no teníamos el sistema institucional de la cultura con el que hoy contamos y en que la enseñanza artística era escasa,  los principios que Fidel fijó están vivos, aseguró.

Manifestó que aún se debe trabajar en el perfeccionamiento de las entidades culturales para que los artistas sientan que su terreno de realización personal y profesional está en Cuba.

Ante tantas discusiones sobre la libertad de creación, la censura, el predominio de una línea estética sobre otra, es preciso releer «Palabras a los Intelectuales porque ahí se dan claves para el presente, sentenció el presidente de la Uneac.

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