Bolívar hace falta
Este 17 de diciembre se conmemoró el aniversario 193 de la desaparición física de El Libertador de América, Simón Bolívar
Caracas, Venezuela.–Sin el uniforme ni la espada. En murales en las calles de Venezuela, en franelas, en cuadros alrededor del mundo, Bolívar lleva lentes de sol, maneja moto, realiza una acción cotidiana. Su gente no lo pinta como superhéroe, sino como humano, con la sensibilidad colectiva que solo despiertan las almas grandes.
A 193 años de su siembra –como les gusta decir a los venezolanos–, El Libertador «inspira movimientos políticos, sociales, artísticos. Su imagen ha sido reinterpretada. Eso nos parece fabuloso, porque habla de su vitalidad, de su presencia en el relato de lo que está pasando actualmente». Así lo reconoce Alejandro Miguel López Rodríguez, presidente del Centro de Estudios Simón Bolívar (CESB).
Esa institución, ubicada en el Parque Loma del Viento, nació en 2020, adscrita al Ministerio del Poder Popular del Despacho de la Presidencia y Seguimiento de la Gestión de Gobierno.
Con el propósito de tomar la ofensiva en un contexto de ataque a Venezuela y a Bolívar, como símbolo y referente de la Revolución Bolivariana, y para enfrentar el intento de ruptura con la memoria histórica que se pretende en los pueblos de nuestra América, el CESB busca «incentivar la investigación, el estudio, la divulgación masiva de su vida y obra, y, sobre todo, de su legado actual».
Para cumplir con esos objetivos, reúne a especialistas de perfiles muy diversos. «Desde la historia, la antropología, la sociología, las comunicaciones, el arte, porque no todo está dicho de su vida».
La labor del CESB se ajusta no solo a Bolívar, sino también a su tiempo histórico. «Toca a Venezuela, Argentina, Perú, Colombia, Cuba. Por tanto, sus ideas nos siguen uniendo a muchas personas alrededor del mundo».
Con el fin de divulgar los estudios realizados, el centro cuenta con más de 30 proyectos editoriales, desde ensayos hasta monografías, folletos, revistas. «Es una relación orgánica que está en constante crecimiento, asegura López Rodríguez. Otro punto palpable de ese quehacer es el Diplomado Vida y Obra de El Libertador Simón Bolívar».
El trabajo de ese sitio de consulta contribuye a la construcción del sentido de Patria en medio de un proceso político-social en transformación constante, como lo es la Revolución Bolivariana. En conjunción con ello, se empeña en resaltar la imagen de El Libertador como «líder que piensa y actúa en colectivo».
«Así fue desde el principio, cuando no se vio solamente como un blanco criollo privilegiado. Pensó como los hombres y mujeres sometidos a la esclavitud. Y no solo pensó en Venezuela, sino en la liberación de otros pueblos de América».
En nuestros días, muchas escuelas llevan su nombre, en esta nación todas las ciudades tienen una Plaza Bolívar, el pueblo lo recuerda a través de «una copla, una poesía, una puesta teatral en un colegio o en un espacio público».
Por otra parte, Cuba y Venezuela se abrazan, como quiso Martí abrazar a Bolívar, como sí lo hicieron Fidel y Chávez para sellar una hermandad inquebrantable. Ahí radica la impronta verdadera del pensamiento de El Libertador.
A Bolívar debemos verlo desde la inmortalidad, desde otros enfoques, reinterpretado en los hombres de hoy, siempre como puntal de una lucha que nos llega de cerca: la lucha por América.