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¿La infidelidad también como mercancía?

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Es tan indetenible y voraz el mercado, tanto es lo que se inventa cada día para seguir vendiendo, que hasta de la infidelidad se ha hecho un jugoso negocio.

Lo confirma un artículo publicado a inicios de este mes donde se abunda en cuánto gastan aquellos que llevan una relación extraoficial, y que, como tendencia, puede fluctuar entre 50 y 400 euros mensuales.

Podría pensarse que es bien privado lo que cada cual invierte en ese tipo de relaciones y poco aporta saberlo, pero sucede que se trata de toda una industria que incentiva por diferentes vías la infidelidad, en busca de ganancias.


Foto: tomada de guzmanpsychotherapy.com

Una de las plataformas de citas diseñadas para aquellos que ya están casados, y que, con más de 80 millones de usuarios de todo el mundo, se apunta entre las más exitosas, considera que esos gastos se reparten entre hoteles, restaurantes, y diferentes cuidados personales, incluyendo vestuario y gimnasio.

Suma de manera especial los desembolsos en flores y regalos especiales, aclarando que estos son por partida doble: para la pareja oficial y para la otra.

Promover alimentos, perfumes, cosméticos, autos y servicios varios ya es usual; pero incentivar indirectamente el engaño a esposas y esposos, a novios y novias, ya parece estar encendiendo los bombillos de una alarmante descomposición social en la que ética y valores quedan en el fondo del pozo.

Y no solo abundan las plataformas con ese fin, encadenadas más o menos sutilmente con el sector hotelero y otros afines; también existen empresas creadas para preparar coartadas a los desleales, cada una totalmente personalizada.

No se esmeran así intentando proteger la integridad de la pareja donde un tercero se ha hecho sitio, lo hacen porque cobran jugosos dividendos. 


Foto: tomada de bioeticaparatodos.com

El texto citado asegura que diseñar las pruebas que justifiquen una «escapada de fin de semana» con el otro o la otra, puede costar a los interesados en cuidarse las espaldas entre 150 y 250 euros, de acuerdo con lo complicado que pueda ser el pedido.

¡Hasta servicios de asesoramiento!

Las empresas que ofrecen servicios para facilitar o encubrir relaciones extramaritales, a la vez que estructuran lo que se ha dado en llamar la industria de la infidelidad, se han hecho más prósperas a partir del acceso a ellos mediante Internet, particularmente por las facilidades de las redes sociales.

Entre los servicios que suelen brindar dichas empresas se incluye el de citas y encuentros, el de mensajería encriptada, y otras formas de comunicación que protejan de miradas y oídos indiscretos, así como servicios de investigación que aportan al cliente información sobre posibles parejas, o para confirmar la infidelidad de su actual compañía de vida, y hasta asesoramientos y apoyo para manejar «exitosamente» la aventura con un tercero.

Sin embargo, aun cuando no se descubra la deslealtad, nunca podría realmente calificarse como un éxito porque, en definitiva, todos los involucrados en el triángulo amoroso resultan traicionados, ya que, quien engaña, se está engañando a sí mismo, aunque así no lo entienda.


Foto: tomada de legaltoday.com

A ello habrá que sumar las consecuencias psicológicas, emocionales, que podría acarrear esa conducta, causante de mucho dolor para quien descubre la deslealtad, y que, en no pocos casos, desemboca en la ruptura de la relación oficial.

Es imposible responder de modo categórico a las preguntas: ¿Quiénes y por qué engañan?, pues los motivos son tan diversos como quienes protagonizan esas situaciones.

Sin embargo, algunos estudios indican como tendencia que quienes buscan los servicios de la industria de la infidelidad, por lo general, son personas insatisfechas con su actual relación, y también pueden ser aquellos con una gran necesidad de sentirse deseados y atractivos, lo cual equivale a una baja autoestima. Pero lo dicho es solo la punta del iceberg.

Si poco recomendables para las relaciones de pareja resultan las infidelidades, qué decir de esas entidades que las aúpan, a modo de mercenarios del amor. 

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