Hacia los 25 años de la Casa Productora, por más y mejores telenovelas
En la mayoría de los hogares cubanos, la hora de la novela es sagrada. ¿Quién lo duda? Cada núcleo suele tener muchos personajes: el o la novelera confesa y orgullosa, quien solo ve el culebrón de turno «porque no hay más na’ en la Televisión»; otros que lo negarán tres veces antes de que llegue el alba, pero miran cada capítulo con el rabito del ojo; algunos que solo las siguen para criticar, en fin… Lo que sí está claro es que completamente inadvertida pasa para pocos.
Y dentro de las telenovelas, este país tiene también sus mañas y fidelidades: por muy de moda que se han puesto últimamente las turcas o adeptos ganen las narconovelas colombianas, aun cuando las producciones mexicanas también tienen su público, hay dos que son imprescindibles en parrilla o arde Troya, mejor dicho, arde Cuba: la telenovela brasileña y la cubana, que, por cierto, la llevamos más recio que a cualquier otra, pero en el fondo la necesitamos, con sus virtudes y defectos.
Sede de la Casa Productora de Telenovelas. Foto tomada de su página de Facebook
Pues durante más de dos décadas, esos esperados audiovisuales han sido el resultado del trabajo y la creatividad de una institución: la Casa Productora de Telenovelas. A propósito del 25 aniversario, que cumplen en mayo próximo, CubaSí conversó con la comunicadora de la Casa, Dayana Hernández Valdés.
—¿Qué planes tienen para esta celebración?
—Hay muchos planes: el primero de todos siempre es mantener la frecuencia tres de la telenovela. Detrás de El derecho de soñar toca una que se llama Viceversa y luego Renacer. Esa es una de las mejores maneras, pero sí, hay mucho que celebrar y tenemos acciones preparadas para cuando cierre la telenovela El derecho de soñar y abra Viceversa: encuentros con directores que nos han acompañado todo este tiempo, con los productores que siempre están ahí para nosotros, con todo el personal que colabora con la Casa a diario. Quisiéramos publicar un libro donde se haga un repositorio de nuestro trabajo y otro que hable sobre el hermoso género telenovela, para que la población aprenda más sobre sus características.
Foto del rodaje de la telenovela Viceversa. Tomada del Facebook de la Casa Productora de Telenovelas
—¿Hasta qué punto la Casa ha logrado crear un estilo o marcar una pauta en cuanto al modo de hacer la telenovela cubana?
—Yo creo que el estilo lo tienen los directores y los guionistas, que son muy importantes. La impronta realmente la pone cada equipo de trabajo; ahora, la pauta que marca la Casa Productora, además de no cesar en el empeño de entregar siempre un producto con la mayor calidad posible, aun siendo un producto tan difícil, tan costoso, de tan largo período, sobre todo es tener presentes los temas medulares de la sociedad cubana, tratarlos desde distintas aristas o puntos de vista: la racialidad, la religión, los grupos etáreos, las diferentes profesiones, el género; abordar una diversidad de temas inherentes a la sociedad cubana; tratar de insertar, dentro de los estilos propios de cada equipo, temas que nos atraviesan, que nos transversalizan como cultura, y entregar una obra de ficción que tenga que ver con lo cubano, pero también sea entretenida y, al mismo tiempo, transmita valores.
Primera telenovela producida por la Casa. Foto de la página de Facebook Telenovelas latinas
—¿Qué retos implica producir audiovisuales con la complejidad de la telenovela, en medio de las limitaciones de las que no escapa ningún sector de la sociedad cubana?
—Los retos son enormes. Las novelas se piensan, se gestionan, se organizan, se proyectan a muy largo plazo. Ese es el primer reto: tener telenovelas listas y tratar de despegarnos de la transmisión, algo que es muy duro, porque mientras la producción puede durar un año y medio, cuando el audiovisual está en pantalla, a los tres o cuatro meses, se acabó, entonces el reto más importante es mantener la frecuencia, en medio de todas esas situaciones de las que hablas; pensar con suficiente vista qué temas tratar, cuándo tiene que estar lista, cuándo debe arrancar una novela.
«Hemos creado estrategias, como en el caso de El derecho de soñar, que se trabajó con dos unidades, salimos a producirla incluso cuando todavía se estaba escribiendo el guion… porque, además, se trataba de homenajear a la radio a tiempo. Nuestros productores son magos para asegurar alimentación, transportación, en general, la logística para todo ese equipo de trabajo, para que produzca artísticamente con la mayor calidad. La producción es el mayor reto. Está claro que a la puesta en pantalla un director le tiene que poner toda su capacidad, pero desde la producción nadie se imagina cuánto hay que gestionar, incluso hoy en día, con más presencia del sector no estatal. Está siendo súper difícil, pero estamos demostrando que se puede, y la diferencia la está haciendo el capital humano con el que se cuenta y la manera en que la empresa acompaña a ese capital humano, de manera que no se sientan nunca desprotegidos».
Algunas de las telenovelas más recientes realizadas por la Casa Productora.
—¿Y las satisfacciones?
—Son un montón de satisfacciones, porque estamos hablando de más de 34 novelas, cada una con un impacto distinto en la población, pero algunos nombres que no se olvidan. En este minuto, por estudios de audiencia del Centro de Investigaciones Sociales, la telenovela es el número uno en recepción, un espacio respetado, defendido y luchado por la población cubana, que no se le puede tocar. Para mí, la mayor satisfacción es esa: a 25 años de habernos creado, tener tantos títulos en nuestro haber, pero no solo telenovelas, hemos hecho 12 series, cuatro largometrajes, dos teleplay. Estar presentes con el producto que hacemos en la pantalla y que le llegue a la población tal cual lo concebimos, para entretener y educar a la misma vez, yo creo que es la mayor satisfacción y la inspiración para seguir haciendo.
—¿Desafíos de cara al futuro?
—Nosotros estamos soñando con poder llegar a frecuencia cinco. El anhelo de la Casa Productora es tener telenovela cubana cinco días de la semana, incluso aumentar la producción de otros tipos de dramatizados, pero, sobre todo, que la telenovela ocupe más horas en la pantalla, y realizarlas cada vez con más calidad.