Amante de la ciencia
La pasión por la ciencia en general conecta perfectamente con su nueva vocación agricultora. Además de ser una avezada catedrática y Doctora en Ciencias Pedagógicas, Marilin Urbay se ha convertido en un referente en Caibarién en términos de agricultura familiar y doméstica.
“Hace treinta, quizás treinta y cinco años, que este patio pertenece a mi familia. Siempre hemos tenido árboles, sobre todo frutales: guayaba, coco, mango; pero con el paso del tiempo fueron desapareciendo”
¿Y cómo llega entonces a tener un patio tan vasto y diverso?
Cuando empieza el movimiento que generó el Proyecto de Resiliencia Costera ya yo tenía algunas plantas, sobre todo ornamentales y varios tipos de plátanos. Entre los vecinos la idea de sembrar en los patios fue tomando auge y yo misma fui asumiendo la idea como una oportunidad.
Incrementé y diversifiqué entonces los frutales con guayaba blanca y colorada, anón, mango, guinda, naranja, limones y maracuyá.
He cultivado varios tipos de frijoles y de vez en cuando siembro alguna yuca y quimbombó.
Ahora mismo tengo sembrado también boniato y habichuela, así como plantas medicinales y de condimento. Casi no tengo espacio disponible, pero seguimos intercalando los cultivos para tratar de aprovechar al máximo.
Pero sé que el suelo de la Ciudad Pesquera no es muy fértil…
Recuerdo que mi papá antes echaba mucho sargazo y zeolita. También hemos traído tierra de otros lugares porque este es un terreno demasiado rocoso.
Yo utilizo todas las cáscaras, hojas y desechos como nutrientes para el suelo, hago compost naturales para no recurrir a los fertilizantes.
¿La siembra y cuidado de las plantas siempre fue su pasión?
Realmente me gustaban más las plantas ornamentales. Pero cuando empecé a trabajar en la AMPP entré en contacto directo con temas relacionados con la agricultura, la Ley de Seguridad Alimentaria y todo el programa que existe en Cuba para garantizar la alimentación. El conocimiento de esas particularidades, la colaboración de mi hijo menor y la ayuda económica que supone, terminaron convenciéndome.
Como delegada, ¿ha logrado convencer a los demás vecinos?
Ahora mismo existen más de treinta patios resilientes que no solo tienen plantas, también animales. Hay un grupo fuerte de vecinos que han estado con nosotros en capacitaciones y talleres donde hemos intercambiado experiencias siempre enriquecedoras.
¿Qué papel desempeña entonces el Proyecto de Resiliencia Costera a los efectos de la agricultura familiar?
Creo que las personas a través del proyecto han ganado en compresión sobre la importancia de aprovechar cada espacio de tierra en algo útil y sembrar cada quien el pedacito que le corresponde. Requiere trabajo y dedicación, pero reconforta y beneficia cuando recogemos los frutos.
Como parte del proyecto también se ha beneficiado a los vecinos con medios de trabajo como carretillas, guantes, machetes, regaderas y botas; incluso capas de agua, abrigos y sombrillas.
Este es un proyecto que, aunque no va a trascender en el tiempo, si lo habrá en términos de conciencia popular.
