Concluye visita de trabajo del vicepresidente cubano
Las posibilidades agropecuarias, a partir del cumplimiento de las políticas fijadas para la explotación de la tierra, en Santo Domingo, de alcanzar en corto plazo el autoabastecimiento municipal, a partir de la implementación de la Ley de Soberanía y Alimentaria y Seguridad Alimentaria y Nutricional, fue constatada por Salvador Valdés Mesa, vicepresidente de la República durante un recorrido por el territorio.
Después de valorar explicaciones relacionadas con la implementación de la nueva estructura de administración municipal para impulsar la autonomía, de acuerdo con la Constitución del país, el también miembro del Buró Político visitó fincas de productores agropecuarios e intercambió puntos de vista con pobladores de comunidades rurales.
Precisó que en los municipios cubanos hay que «desarrollar proyectos que incidan en su vitalidad económica y en el empuje productivo», dijo, y Santo Domingo, con centros de investigación científica, tiene condiciones de registrar desde el campo esos impulsos agropecuarios que repercutan en el bienestar colectivo.
De ahí la «obligatoriedad de recuperar el campo cubano, la atención a las comunidades sin quedar solo en su historia, como en el caso de los centrales azucareros existentes, porque desde esos lugares también hay aportes a la economía y la espiritualidad de todos», recalcó Valdés Mesa.
También se interesó por conocer los preparativos de la zafra en la Empresa Agroindustrial Azucarera Carlos Baliño, única del país que elabora crudo orgánico para el mercado foráneo, y el vicepresidente cubano recibió una amplia explicación al respecto: los trabajadores están inmersos en las reparaciones, a un 58 % de ejecución, fabricarán unas 5000 toneladas métricas en 75 días de campaña y el 80 % del terminado irá a la comercialización internacional.
La mayor dificultad allí reside en los mantenimientos a calderas de la industria y la atención a las plantaciones agrícolas por averías en unas 12 máquinas de riego de agua. No obstante, según el balance de caña, emplearán unos 74 millones de toneladas de materia prima en la realización de la contienda.
De la industria homóloga, el George Washington, dedicada en la actualidad a la refinación de azúcar, se conoció que aportará unos 69 millones de toneladas de caña al ingenio Quintín Bandera (Corralillo), y se realizan en la actualidad la siembra y atención a la gramínea, así como producciones de cultivos varios destinadas al autoabastecimiento, y en ejecución tienen la instalación de un secadero de granos, una planta de pienso líquido y plantaciones de alimento animal.
A la finca La Piedra, en El Cerrito, asiento del usufructuario David Benavides Pérez, asociado a la Cooperativa de Créditos y Servicios (CCS) Conrado Benítez, llegó Valdés Mesa para apreciar las plantaciones de cultivos varios en unas 35 hectáreas de suelos.
El vicepresidente apuntó que «los rendimientos agrícolas están en la calidad de la semilla empleada, la población de los campos y la atención a las siembras, tal como se distingue aquí. No importa que el hombre logre solvencia económica si lo hace desde el derroche de sudor y aportando a la sociedad para contribuir los signos especulativos que se aprecian en los mercados», señaló.
«Aquí está la fortaleza del Instituto de Investigaciones de Viandas Tropicales (Inivit) en llevar, junto al campesino, ciencia y técnica al campo, y propagar el material genético existente en cultivos estratégicos, como la malanga, yuca, plátano y boniato», apuntó. Eso se distingue en todo el municipio, respondió Benavides Pérez, y fue subrayado por los hermanos Osiris y Jorge Luis Vázquez Baute, desde la finca La Luisa, con intercalamiento de cultivos varios entre plantaciones de frutales empleados en la minindustria de igual nombre que atienden en la producción de conservas. En unas 120 ha de sembrados hay «empuje agrícola», dijo Valdés Mesa, y eso contribuye, como hacen aquí, al abastecimiento de la comunidad.
En el módulo pecuario de Cayo Bejuco, en Cascajal, perteneciente a la Empresa Municipal Agropecuaria, se aprecia distinción en la atención a rebaños de ovinos, cerdos criollos, aves rústicas y conejos, y en la medida en que multiplican los animales existentes hacen aportes a las ferias comerciales de la localidad. Al respecto, Valdés Mesa acotó que las «ferias ayudan a estandarizar los precios, y estos deben corresponderse con los costos de producción y los suelos de cada localidad. De ahí la necesidad de revisar los reglamentos de contratación y de los diálogos con los cosecheros», recalcó.
En la finca Las Maravillas, en Cascajal, llegó Valdés Mesa para dialogar con Norberto Comas Falcón, destacado productor de frutales, entre los que distingue la piña en unas 58 hectáreas de suelo en explotación. Allí se interesó por las inversiones que se ejecutan para ampliar las siembras, así como el salario que devenga la fuerza contratada. En el mercado El Mamey, asistido por la CCS Rubén Martínez Villena, apreció la amplia oferta de viandas, vegetales y cárnicos, y preguntó a la población: «¿Es por la visita nuestra?», y por respuesta, casi al unísono, le dijeron: «No, es estable, y a precios inferiores siempre, como ocurre con el arroz, a $120.00 la libra, y el plátano, la yuca, la habichuela y hasta la carne fresca de cerdo».
—¿Y el ñame?, preguntó Valdés Mesa.
—No hay cultura de consumo, y la población prefiere emplearlo en la alimentación animal.
—¡Eso tiene que cambiar!; es una vianda exquisita.
Ahí terminó la sesión de recorrido, con una buena impresión de un municipio dispuesto a impulsar las rutas de la autonomía y el autoabastecimiento territorial de alimentos.