Cruzar la selva del Darién para llegar a EU, o morir en el intento
La directora de la Federación Internacional de la Cruz Roja, Martha Keays, aseveró que las personas llegan heridas, deshidratadas, con reacciones alérgicas severas
Casi 250 mil migrantes han cruzado este año la selva del Darién, en la frontera entre Panamá y Colombia, zona llena de animales salvajes, ríos caudalosos, falta de agua potable y bandas criminales que les roban o exigen pagos para guiarlos en su camino a Estados Unidos, una cifra récord que supera los índices de todo 2022, detalló la subdirectora nacional de Migración de Panamá, María Isabel Saravia.
En lo que va de año han ingresado a la región de 266 kilómetros de largo y 575 mil hectáreas de superficie, 617 personas más que en todo el año pasado. Más de 40.000 niños cruzaron la peligrosa selva del Darién en lo que va de año, según datos del Servicio de Migración de Panamá. En los últimos cuatro años cruzaron por la frontera colombo-panameña 612.705 personas, de los que el 20% son niños, es decir, 120.000 menores forzados a migrar, algunos con sus padres, familiares e incluso solos.
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El ministro de Seguridad de Panamá, Juan Manuel Pino, advirtió que, a este ritmo, la cantidad de migrantes que van a cruzar el Darién en 2023 llegará a 400 mil.
Más de la mitad son venezolanos, y en segundo lugar están ecuatorianos y haitianos, además de unos mil 500 chinos y más de mil cameruneses. Del total, 21 por ciento son menores, de los cuales la mitad tiene cinco años o menos.
Al menos 258 personas han muerto o desaparecido en esa ruta migratoria que une Colombia y Panamá desde 2018. Sólo en lo que va de este año, 127.000 migrantes han llegado al lado panameño. Sin tiempo para el duelo, algunos tienen que plantearse qué hacer tras perder a familiares en la selva.
La directora de la Federación Internacional de la Cruz Roja, Martha Keays, aseveró que las personas llegan heridas, deshidratadas, con reacciones alérgicas severas y complicaciones de embarazos o enfermedades crónicas que pueden agravarse en los miles de kilómetros que aún tienen por delante para llegar a su destino.
Las autoridades panameñas desconocen el número exacto de migrantes que mueren en la travesía por la falta de denuncias y el abandono de los cuerpos, que en ocasiones terminan siendo devorados por los animales. En 2022 al menos 52 personas fallecieron en la selva, según datos oficiales.
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Día a día, cientos de migrantes de países vecinos como Venezuela, Haití, Ecuador, Chile y Brasil, pero también de lugares tan distantes como China, India, Afganistán, Camerún, Somalia y Bangladesh, atraviesan esa espesa selva de más de cinco mil kilómetros cuadrados que separa a Colombia de Panamá.
La agudización de conflictos armados, el incremento de la violencia ejercida por bandas criminales y pandillas y crisis económicas en los países de procedencia ha generado que las cifras de caminantes por el Tapón del Darién aumenten en lugar de disminuir, pese al endurecimiento de las políticas migratorias estadounidenses. La travesía puede durar desde tres hasta 15 días y es el primer paso en Centroamérica, en la ruta hacia el norte del continente.
Por la complejidad del camino, los migrantes evitan llevar cargas muy pesadas o abandonan sus insumos en el recorrido, incluida la comida y el agua potable necesaria. Por esto, entre los diagnósticos más repetitivos son diarreas con y sin sangre y enfermedades en la piel. Además, por permanecer días y noches enteras húmedos, los migrantes también sufren enfermedades respiratorias.
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Los migrantes deben sortear los grupos criminales locales, que además de controlar las rutas, atacan roban, secuestran y ejercen violencia sexual contra los migrantes, sin acceso a servicios básicos como alimentación y salud.
Las rutas para atravesar el Darién cambian todo el tiempo, dependiendo del clima y las condiciones de los grupos armados y criminales en la zona, pero la mayor parte inician en Capurganá o Acandí (Colombia) y terminan en las comunidades indígenas de Canáan Membrillo o Bajo Chiquito (Panamá).
Una vez que cruzan el Tapón de Darién, los migrantes son recibidos en las Estaciones Temporales de Recepción Migratoria (ETRM), campamentos establecidos por el gobierno panameño en donde son registrados por el Servicio Nacional de Migración (SNM) y sus equipajes, revisados por autoridades militares.
Allí, los migrantes son atendidos por varias organizaciones humanitarias, entre ellas Médicos sin Fronteras, mientras esperan por los buses que los transportan hasta el otro lado del país, a Chiriquí, cercano a la frontera con Costa Rica.
Hay migrantes que llegan a las ETRM en Panamá sin saber qué les espera después. Allí se les brinda la información necesaria para que continúen su ruta. Para llegar a Estados Unidos desde Panamá, hay que atravesar, por lo menos, cinco países más: Costa Rica, Nicaragua, Honduras, Guatemala y México.