Boitel: «Es la poesía la que decide por mí»
«Todo reconocimiento siempre resulta una apuesta por lo que uno escribe. Más que un reconocimiento a la obra personal, pienso que implica un gran reto para lo que uno debe continuar haciendo»
Cuando el escritor remediano Luis Manuel Pérez Boitel supo que estaba entre los finalistas de la última edición del Premio de Literatura en Español Ernest M. Hemingway, lauro que gratifica la trayectoria de autores con obras literarias, históricas y culturales que han sido reconocidas internacionalmente, no imaginó que podía ser el ganador.
Sin embargo, el jurado apreció el valor de la poesía nacida del talento del autor villaclareño, y reconoció su trayectoria, que recoge los premios Casa de las Américas en Poesía (2002); Internacional de Poesía Nosside Caribe, en Italia (2004); Nacional de Literatura Eliseo Diego (2005); el Internacional Desiderio Macías Silva, en México (2005); y el Nacional de Poesía Nicolás Guillén, con el libro La naturaleza del estío (2020), entre otros.
«Todo reconocimiento siempre resulta una apuesta por lo que uno escribe. Más que un reconocimiento a la obra personal, pienso que implica un gran reto para lo que uno debe continuar haciendo. Merecer un premio que lleve el nombre de Ernest Hemingway constituye un alto honor que valida mi trayectoria. Agradezco al comité de lectores de la editorial El Arco y la Flecha, casa editora donde publiqué una antología personal de mi poesía, con el título El libro de la rosa muerta, que fue quien me nominó al premio.
–¿Qué es la poesía para Luis Manuel Pérez Boitel?
–Creo en la poesía como un inequívoco confidente o un excelente interlocutor. Sin embargo, no me atrevería a definirla. Pero sí puedo decir que es algo más que mi sombra, es como otro ser que nos habita y exige cada vez más. Desde esa perspectiva, creo que la poesía nos permite residir en universos increíbles, que resulta por tanto un don, pero también una necesidad vital para entendernos.
–Pudo desarrollar su carrera en una gran urbe o al lado de celebres, pero prefirió quedarse en Remedios. ¿Por qué?
–Defiendo que uno tiene el derecho de residir en cualquier lugar. Creo que la gente es feliz en lugares insospechados. Yo soy feliz con pocas cosas, pero no me puede faltar el aliento de mi madre, ni el poco de tierra santa que guarda a mi padre. Tampoco esa tranquilidad de caminar por las calles, saludar a los amigos y sentir así que soy uno más entre la gente que pasa por mi lado.
–¿Qué lugar ocupan la belleza y la soledad en su poesía?
–Depende el tipo de belleza, pues hay una muy edulcorada, a la manera de Platón, con la que puedo delinear algunos textos y asumirla. Pero también desde lo que no resulta tan bello puede existir belleza, depende de cómo observas, de cómo quieres asumir lo que simplemente ves. Sobre la soledad en la poesía que escribo, me resulta transitoria. Escribo sobre ciertas ficciones y las vinculo a algunas realidades. Desde ese espacio pretendo imaginar que hay también alguien a mi lado, que hay un universo que reside por sí mismo en cada texto. La belleza y la soledad son a veces lo mismo.
–¿En qué nuevo proyecto trabaja actualmente?
Laboro en un proyecto con la Editorial Arte y Literatura, que será un merecido homenaje a José Lezama Lima. Se trata de una muestra de poesía neobarroca latinoamericana, idea que me ha emocionado mucho. También debe presentarse, por Letras Cubanas, un poemario que lleva por título #cambiodeplan, que es un giro desde la perspectiva del poema, un libro diferente los que acostumbro a escribir, y que asumí como un divertimento en torno a la escritura. Sin embargo, el mayor proyecto es continuar en la defensa de lo que considero un acto sincero, pensar que es la poesía la que decide por mí.