Mariana Grajales, una mujer que conmovió el alma de Cuba
Este 12 de julio es otro día cargado de emociones, tanto en el cementerio patrimonial de Santa Ifigenia como en la casa natal de Antonio Maceo; también en Majaguabo y en Cuba toda. Se cumplen 208 años del nacimiento de Mariana Grajales Cuello, la Madre de la Patria.
Sus padres, los dominicanos José Grajales y Teresa Cuello, la trajeron al mundo en Santiago de Cuba, sin imaginar que aquella niña mestiza, de poca instrucción, y bajo el estigma de una sociedad esclavista, llegaría a erigirse en paradigma de la mujer cubana.
Ella conoció de las prisiones de cimarrones que se refugiaron en los palenques, y de la discriminación que en todas las esferas existía. De su primer matrimonio con Fructuoso Regüeiferos tuvo cuatro hijos y, al enviudar, se unió, en 1843, a Marcos Maceo, junto a quien fundó una familia consagrada a la causa independentista.
Con 53 años se fue a la manigua y, en Majaguabo, hizo jurar a su prole: «De rodillas todos, padres e hijos, delante de Cristo, que fue el primer hombre liberal que vino al mundo, juremos libertar la Patria o morir por ella».
Trabajó en hospitales de campaña, soportó los rigores de la Guerra Grande como la mambisa que era, y su elevado patriotismo se manifestó en incontables ocasiones. Una de ellas fue cuando su hijo Antonio recibió la primera herida de guerra en el combate de La Armonía, el 20 de mayo de 1869, y ella, al ver al pequeño Marcos impresionado ante el suceso, le ordenó: «Y tú, empínate, porque ya es hora de que te vayas al campamento y que pelees por tu Patria como tus hermanos».
Ni las noticias de prisión y muerte de varios de sus hijos ni el exilio que sufrió la hicieron menguar en su condición de patriota. En Jamaica vivió en la extrema pobreza, y allí José Martí la conoció. Tras la noticia de su muerte, el 27 de noviembre de 1893, escribió: «Es la mujer que más ha conmovido mi corazón».