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Che, inspiración fecunda para artistas de la plástica

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En junio, inicio de la etapa ciclónica en Cuba, en medio del ajetreo cotidiano para enfrentar cada reto en diferentes esferas de la vida, llega el día 14 el aniversario 95 del natalicio de Ernesto Guevara de la Serna, con su aporte de fortaleza para los cubanos.

Los lugareños de Santa Cara, en un actual agitado transitar por las calles de la ciudad, reconocen la familiar figura del Che en abundantes espacios citadinos.

En una céntrica calle de la urbe, frente a la otrora comandancia del Jefe Guerrillero durante la batalla por la ciudad, en diciembre de 1958, está ubicada una de las obras inspiradas en el Guerrillero Heroico, donde siempre hay flores frescas.

Parece que este hijo de América continúa la marcha, con el traje verde olivo de la Sierra, la selva o cualquier parte del mundo donde se combata la injusticia, en una talla de tamaño natural donada por Casto Solano Marroyo, artista español, a la central localidad cubana, en octubre de 1998.

Tan cotidiana imagen, a pocos metros de la calle, rompe el distanciamiento con la producción artística para acompañar y trasmitir a las personas esa fuerza que emana del ejemplo del revolucionario.

El Complejo Escultórico Ernesto Guevara, que guarda los restos del revolucionario y varios de sus compañeros de la gesta de Bolivia, exhibe una impresionante estatua de casi siete metros de altura y 20 toneladas de bronce, imagen convertida en símbolo de estos dominios.

José Delarra, desaparecido creador cubano, realizó la efigie, ubicada sobre un sostén de hormigón de 10 metros de altura, con metal donado por la población, en la que muestra al jefe guerrillero con un brazo en cabestrillo, como se recuerda de la Batalla de Santa Clara.

El conjunto escultórico descansa sobre una base de dos mil metros cuadrados, en forma de pirámide escalonada, donde se avista un friso tallado que evoca diferentes etapas de la lucha en la Sierra Maestra y la invasión de las columnas dos y ocho del Ejército Rebelde, comandadas por Camilo Cienfuegos y el Che, respectivamente.

Un bello mural de 35.10 metros de largo y 19,25, de alto, da la bienvenida a los visitantes en el Instituto Preuniversitario Vocacional de Ciencias Exactas Comandante Ernesto Guevara, donde sobresale la imagen del Comandante Rebelde junto a su fusil, flores y el sol.

El autor, Ramón Rodríguez Limonta, tituló la obra Como el sol calienta y fortalece su amor la tierra, en un centro donde se forman futuros profesionales a quienes corresponderá la continuidad de la Revolución.

Un monumento colocado en la cumbre de una de las dos lomas del Capiro, donde ubicó sus tropas a unos 180 metros sobre el nivel del mar para visualizar la localidad, es hoy un sitio de referencia histórica, de acampadas pioneriles y solaz verde en medio del área urbana.

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Para suerte de los pobladores de la ciudad que liberó al mando del Ejército Rebelde en diciembre de 1958, la presencia del Che se vuelve vívida en centros escolares y de producción que llevan su nombre junto al quehacer de artistas.

La recia personalidad del Guerrillero Heroico y su vida corta e impresionante a favor de los desposeídos, constituye inspiración permanente que se agradece desde la más íntima cotidianidad. (Luz María Martínez Zelada, ACN)

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