Más de diez millones de personas han sido alfabetizadas con el programa Yo, sí puedo
Este programa cubano, una de las tantas obras humanistas del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, ha contribuido a reducir los índices de analfabetismo en 32 países
El analfabetismo constituye uno de los principales indicadores de exclusión y discriminación a nivel global. Además de ser un obstáculo en la concepción de una vida plena, aumenta el fenómeno de la pobreza e impide transformar la vida de las personas para asegurar su dignidad, mejorar las oportunidades económicas y fomentar la participación en la vida pública.
En la lucha contra este flagelo en el mundo, Cuba hizo una contribución relevante con la creación del programa para aprender a leer y escribir Yo, sí puedo, de marcada vocación internacionalista, especialmente latinoamericanista, preparado para ser adaptado a diferentes realidades sociales y lenguas.
Este método de alfabetización tiene sus antecedentes, precisamente, en nuestra Campaña Nacional de Alfabetización, realizada a mitad del siglo XX, con un carácter eminentemente presencial, y cuyos fundamentos teóricos y principios mantienen una gran vigencia y actualidad.
También tiene sus raíces en el estudio de fuentes teóricas de autores nacionales y extranjeros, como referentes necesarios para la utilización de los medios de comunicación en programas de alfabetización, así como de informes y documentos de diferentes organismos y organizaciones.
No se puede olvidar que el Yo, sí puedo igualmente es fruto de la participación de Cuba en la asesoría a campañas de alfabetización en otras naciones, así como en la experiencia alcanzada en la implementación de la alfabetización por radio, en Haití.
En el año 2003, por solicitud del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, nace el programa cubano de alfabetización Yo, sí puedo, en la Cátedra de Alfabetización y Educación de Jóvenes y Adultos del Instituto Pedagógico Latinoamericano y caribeño (Iplac), liderado por la doctora en Ciencias Pedagógicas Leonela Inés Relys Díaz.
Este programa, que busca reducir los índices de analfabetismo en el mundo, cumple este año su aniversario 20, desde su comienzo en la hermana República Bolivariana de Venezuela.
Sobre la implementación de este programa durante estas dos décadas, Granma conversó con la doctora en Ciencias Pedagógicas Nora Isaac Díaz, investigadora del Instituto Central de Ciencias Pedagógicas de Cuba (ICCP) y responsable de la línea de investigación, que coordina el programa Yo, sí puedo.
–¿Cuál es el principal propósito del programa de alfabetización Yo, sí puedo?
–Se propone contribuir de forma efectiva, con economía de recursos humanos y materiales, a la reducción de los índices de analfabetismo existentes en los países más necesitados, mediante la aplicación de un programa de alfabetización capaz de abarcar a grandes grupos de personas en un breve periodo, sin afectar la calidad del proceso de enseñanza-aprendizaje.
«Consta de una metodología general para su implementación y desarrollo; un método para el aprendizaje de la lectoescritura; los medios de enseñanza, un sistema de enseñanza-aprendizaje para la capacitación de los que intervengan en el programa; un modelo de evaluación del aprendizaje, así como del impacto social, curricular y financiero alcanzado con la aplicación del mismo».
–¿En qué países se ha implementado el programa?
–Más de diez millones de personas han aprendido a leer y escribir con el programa cubano, y suman 32 países de América Latina y el Caribe, África, Oceanía y Europa donde se ha utilizado este método.
«Los resultados de la evaluación del impacto social, pedagógico y de gestión del aprendizaje han sido altamente satisfactorios, particularmente en Venezuela, Nicaragua, Bolivia y Ecuador, naciones que lograron reducir el índice de analfabetismo a menos de un 4 %.
«Entre los años 2003 y 2018 se realizaron diferentes contextualizaciones del Yo, sí puedo en español, para México, Argentina, España, Guatemala y en otros idiomas tales como inglés, francés y portugués, y lenguas como aymara, guaraní, creole, tétum y swahili, entre otras».
–¿Qué métodos educativos y de participación emplean?
–El carácter científico de este programa de alfabetización se pone de manifiesto en la estrategia de implementación educativa, en las posibilidades de estudio in situ de las condiciones socioculturales, en una concepción metodológica en la que se asocian los números con las letras para el aprendizaje de la lectoescritura, en su sistema de evaluación del aprendizaje, así como en las posibilidades que brinda para la continuidad de estudios por la vía formal o no formal.
«Se utiliza una metodología basada en el dominio que tienen los beneficiarios de los números, debido a las diversas experiencias empíricas (prácticas); favorece el proceso de aprendizaje, ya que va de lo conocido y más concreto, a lo desconocido y más abstracto.
«Se fundamenta en la aplicación de los principios didácticos de asequibilidad y accesibilidad, que favorecen un aprendizaje gradual y ascendente, además de un proceso personalizado, participativo, dialógico y concientizador.
«En cuanto a la participación e inclusión, este programa concibe que la dinámica de instrucción-educación sea ejecutada por los propios ciudadanos del país, quienes voluntariamente se incorporan, sean o no profesionales de la educación, para los que se graban videos, dirigidos a favorecer una capacitación que proporcione en la diversidad de los facilitadores–alfabetizadores la unidad en el proceso.
«También promueve la inclusión mayoritaria de las mujeres, al permitir ejecutar el funcionamiento del proceso de aprendizaje en sus propios hogares o en lugares cercanos».
–Teniendo en cuenta las premisas educativas y sociales con las que se lleva a cabo el programa, ¿cuáles han sido los principales resultados de este en el mundo?
–«Desde el propio título del programa Yo, sí puedo se coloca en el centro del proceso al ser humano, así como sus saberes y experiencias para contribuir a la elevación de su autoestima y a la transformación de los modos de actuación.
«El método no solo sirve para eliminar el desconocimiento de la lecto-escritura, sino para despertar a estas personas más por las acciones que por la palabra.
«En ese sentido, los logros no se basan solo en alfabetizar, sino también en hacer que las personas se sientan incluidas, que forman parte de un proyecto emancipador y transformador como es el aprendizaje.
«En materia tecnológica, los avances contemporáneos se han convertido en medios muy útiles para la erradicación del analfabetismo, con un uso racional de recursos humanos y materiales».
ACTUALIZACIÓN DEL PROGRAMA DE ALFABETIZACIÓN YO, SÍ PUEDO
El proyecto de Alfabetización y Posalfabetización gestionado por el iccp profundiza en el estudio sobre la conceptualización, métodos y procedimientos de la Educación de Jóvenes y Adultos, y especialmente en los programas de alfabetización y posalfabetización que Cuba ofrece al mundo, destacó la doctora Nora Isaac Díaz.
Añadió que, teniendo en cuenta el desarrollo y uso de las nuevas tecnologías, los objetivos que se plantea la Agenda 2030 de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para el desarrollo sostenible, específicamente el objetivo número cuatro: «Garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad y promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todos», y asumiendo que este programa se implementa ya por 20 años, se ha considerado pertinente actualizarlo y perfeccionarlo para su vinculación con las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC).
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), 773 millones de jóvenes y adultos no han adquirido el nivel básico de alfabetización, y más de 617 millones de niños y adolescentes no alcanzan los niveles mínimos de competencia en lectura y matemáticas.
En la actualidad, profundizó la investigadora, el uso de la alfabetización para intercambiar conocimientos evoluciona constantemente, a medida que progresa la tecnología; desde el internet hasta el envío de mensajes de texto por los teléfonos móviles, y la disponibilidad cada vez mayor de medios de comunicación propicia el aumento de la participación social y política.
Por tanto, apuntó, si bien alfabetizar es acceder a la lectoescritura y a los primeros cálculos, es también posibilitarle al sujeto la inserción en la sociedad, es hacerle tomar conciencia de su entorno para que lo pueda transformar.
Subrayó que, en función de contribuir a mantener y elevar los índices de alfabetización alcanzados por el, programa cubano Yo, sí puedo, ahora, con el uso de las TIC, es dirigido a las personas que por una razón u otra abandonaron sus estudios de la enseñanza básica.