La libertad en caravana, al paso por Cuba
Las batallas cotidianas en defensa de la obra socialista se ganan con la participación de todos, poniéndole a cada tarea empeño, energía, carácter y firmeza ideológica
La alegría que desbordó el pueblo de Cuba en las calles, hace 64 años, desde Oriente hasta Occidente, al paso triunfal del Ejército Rebelde, en la llamada Caravana de la Libertad, tiene una herencia fidedigna en los rostros y en la actitud de los jóvenes que la reeditan hoy, y que hasta ayer habían cruzado poblados y ciudades de Santiago de Cuba, Granma y Holguín.
Joviales, a bordo de vehículos militares, llegaron este martes a la comunidad Oscar Lucero, en Holguín –antes cuartel de una brutal dictadura–, y en aquellos muchachos y muchachas había un mensaje claro: en tiempos de calma y de tormentas, Cuba ama y defiende su soberanía con su arma más potente: ¡la unidad!
A ellos les habló, emocionado, Tomás Vidal Aguilera, combatiente de la Columna No. 16, quien los calificó como vencedores en los nuevos desafíos.
EN BAYAMO, LA PRIMERA PARADA
A Holguín los caravanistas llegaron desde Bayamo, donde el día anterior, uniformados con el verde olivo de la rebeldía patria, pioneros, jóvenes y combatientes de la provincia de Granma rememoraron la entrada triunfal a esta urbe.
En la local Plaza de la Revolución se recordó, con danzas, canciones, consignas y versos, aquel glorioso 2 de enero de 1959, cuando el líder de la Revolución se dirigió al pueblo bayamés desde el balcón del entonces Ayuntamiento, con un enardecido discurso que cerró una épica jornada de victorias y esperanzas.
En la recordación, Ángel Medina Ramírez, primer secretario de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC) en Bayamo, afirmó que el compromiso mayor con aquella generación heroica y los ideales de emancipación con los que se conquistó la soberanía de la nación cubana es seguir dando continuidad al proceso revolucionario con trabajo, resistencia y unidad; en tanto, Yanetsy Rodríguez Sampson, primera secretaria del Partido en el territorio, subrayó que las batallas cotidianas en defensa de la obra socialista se ganan con la participación de todos, poniéndole a cada tarea empeño, energía, carácter y firmeza ideológica.