A 62 años del inicio por la CIA de la Operación Peter Pan
Un primer vuelo rumbo a Estados Unidos partió el 26 de diciembre de 1960 del Aeropuerto Internacional José Martí, de La Habana, en el que viajaban niños llevados a la terminal aérea por sus padres quienes llorosos los despedían desde el otro lado de un acrisolado salón, espectáculo que se repetiría en los dos años siguientes como consecuencia de las muestras iniciales de la entonces denominada Operación Peter Pan, orquestada por la CIA, de lo que hoy pudiéramos calificar como fake news.
El hecho se inscribía en un pretendido arranque de guerra cultural, con el fin de manipular los sensibles valores de la familia, sembrar en el pueblo la desconfianza hacia el nuevo poder al estimular los prejuicios impuestos por la propaganda anticomunista durante decenas de años, muy presentes en la sociedad en aquel momento, y generar mayor presión y malestar en las capas medias y altas de la Isla para lograr el apoyo a los planes agresivos de EEUU.
Miembros de organizaciones contrarrevolucionarias explotaron la comunicación oral, conocida como “radio bemba” o “bolas”, que durante el convulso 1960 irradiaron el embuste sobre la próxima promulgación de una ley del Gobierno Revolucionario que eliminaría la Patria Potestad de los padres y en su lugar el Estado tomaría a los niños bajo custodia y muchos serían llevados a la URSS, para convertirlos en autómatas comunistas.
Para aportar mayor credibilidad a la campaña se falsificó, en una imprenta controlada por elementos desafectos, una ley rubricada por el Consejo de Ministros para derogar la Patria Potestad. Como dato curioso, las autoridades ocuparon en el lugar, junto con la engañosa ley, fotos y textos pornográficos de las llamadas novelas de relajo de la época, negocio al que también se dedicaban los dueños de la rotativa.
La falaz legislación, que se imprimió simulando el papel oficial y el formato, aparecía firmada por el entonces Primer Ministro Fidel Castro,y el Presidente Osvaldo Dorticós, y se reprodujo por centenares de ejemplares. No pocos ilusos dieron crédito a ese documento, el cual decía que a partir de su vigencia la Patria Potestad sobre las personas menores de 20 años sería ejercida por el Estado, a través de los individuos u organizaciones en que se delegue esa facultad.
Los medios de prensa de La Florida, y en especial la llamada Radio Swan, dirigida directamente por la central de inteligencia yanqui, emitieron esas matrices sintetizadas en el siguiente mensaje replicado hasta el cansancio:
“¡Madre cubana, escucha esto!, la próxima ley del gobierno será quitarte a tus hijos desde los cinco años hasta los 18 años”, comentario que alternarían con el de: “¡Madre cubana, no te dejes quitar a tu hijo! Es la nueva ley del gobierno (…), cuando esto ocurra serán unos monstruos del materialismo. Fidel se va a convertir en la madre suprema de Cuba”.
La otra parte de la Operación Peter Pan fue la creación de condiciones por la embajada estadounidense en La Habana para los trámites de visas especiales y la salida de vuelos con los pequeños enviados a un destino incierto en la nación norteña, donde fueron ubicados en casas e instituciones de acogida organizadas por las autoridades con la complicidad de sectores reaccionarios del clero nacional y de Miami.
Estados Unidos desembolsó grandes sumas con las compañías aéreas para garantizar los viajes y sustentar los centros de «refugiados» para los mayores y otros con varios pabellones para los niños sin familiares en el país.
Como consecuencia, alrededor de 14 mil menores viajaron desde 1960 y hasta 1962, en que presuntamente culminó la operación. Además, cerca de 150 mil familiares emigraron a Estados Unidos, según informaciones aportadas por participantes en ese programa que solo muchos años después fue desclasificado y reconocido por las propias autoridades estadounidenses como algo orquestado por la CIA.
Miles de esos menores pasaron muchos años recluidos en centros de acogida, especie de orfanatos, sin reunirse con sus padres, víctimas de una cruel manipulación de los sentimientos filiales con los que comenzó la política agresiva contra Cuba en una de las acciones de subversión político ideológica más cruel y tenebrosa desarrollada contra la Revolución.