El meme como radiografía del presente
Seguramente consumes y utilizas memes a diario, pero, ¿te has preguntado de dónde viene este término? ¿Cuándo habrán surgido en realidad los memes? ¿Cómo se usan? Si la respuesta es afirmativa, llegaste al lugar correcto. Sigue leyendo
Un amigo me dijo, hace tiempo, que los memes son la «gripe del internet». Lejos del sentido peyorativo, la verdad es que memes y gripes tienen bastante en común, sobre todo en lo que se refiere a la velocidad con la que ambos se propagan —la viralidad— y lo increíblemente arraigados que se encuentran en nuestro medio, ya sea físico o digital.
Porque… ¿Habrá algo más característico de la era del Internet que los memes? Sí, esa cita graciosa de alguna serie o película, o la imagen recontextualizada que utilizas a modo de burla para sacarle unas risas a tu interlocutor. Aunque la forma más popular del meme es la imagen con texto asociado, también califican como memes los vídeos editados o archivos de audio.
- Consulte además: El origen de los 7 memes más famosos de Internet
Una buena parte de nuestra comunicación está mediada por memes y es que, además de su notable carga humorística (porque es mucho más fácil hablar con una sonrisa en el rostro), estos se han convertido en herramientas que facilitan el intercambio de ideas entre dos o más personas, una especie de lenguaje universal.
Aunque, como hablaremos más adelante, el término meme se acuñó en 1976; los memes virales de internet no empiezan a surgir hasta finales del siglo pasado y principios de este. Difundidos, sobre todo, a través de mensajes de correo electrónico, algunos sitúan los inicios del meme en el famoso vídeo animado “Dancing Baby”, o “the Oogachacka Baby”, que se compartió ampliamente allá por la segunda mitad de la década de los noventa.
Los memes evolucionan, por supuesto
Actualmente, la mayor parte de los memes de Internet son curiosidades humorísticas altamente conocidas que captan la atención de las personas más rápidamente que el contenido de memes más profundo. Pero, a medida que los usuarios se vuelven más sofisticados en su pensamiento, los memes se vuelven progresivamente más intelectuales y filosóficos.
Así, surgen vertientes y estilos de memes más complejos y que, en ocasiones, su comprensión se dificulta para la mayoría de personas. Otras, valga decir, carecen completamente de sentido y basan su contenido humorístico en el absurdo puro y duro. En cualquier caso, el éxito de los memes depende de que el receptor comparta las mismas referencias culturales que el emisor.
Según Jorge Bacallao, humorista cubano, los memes permitirán la arqueología del presente. Mucha razón lleva, y es que el uso de memes responde a los valores que circulan en la sociedad. Siguen patrones de opinión muy específicos y, a través del humor, la sátira y el absurdo, exponen situaciones y problemáticas del día a día y constituyen una expresión pura del estado actual del mundo.
Como siempre, nada es tan sencillo ni espontáneo. Muchos memes colaboran en la propaganda de personas o productos enmascarados en ellos. Según el blog Significados.com, “El mecanismo de la viralización de los memes muchas veces está asociado a campañas de marketing viral que, de manera indirecta, posicionan una figura o producto en el mercado, convirtiéndola en una referencia reconocible antes o después del lanzamiento oficial”.
¿De la genética al humor?
Vamos a ponernos un poco más científicos. El término meme fue acuñado por el biólogo británico Richard Dawkins en su libro de 1976 “El gen egoísta”. La palabra se deriva del griego mimema, que significa «imitado».
En la obra, Dawkins plantea el concepto como el homólogo cultural del gen, brindando así una teoría acerca de la evolución cultural paralela a la de la evolución biológica. La esencia del planteamiento de Dawkins expande la teoría darwinista hacia fuera de la biología. Con memes, en lugar de genes, la selección natural no cambia su funcionamiento; y, al igual que la información genética, la información cultural es sensible a la variación, mutación, competencia y herencia.
Los memes son pequeñas unidades de información cultural —una melodía, un dicho, un gesto— que evolucionan en función del más adaptado al entorno. La propagación de la información memética sucede por imitación entre individuos; alguna tiende a propagarse más mientras que la que no, tiende a extinguirse.
Visto de modo práctico: la costumbre de usar cubiertos para comer se remonta a siglos atrás; su uso se extendió por imitación de una persona a otra desde las cortes renacentistas, y ha llegado hasta nuestros días con alguna que otra diferencia a como se implementaba en el siglo XVI. El meme trascendió y sobrevivió.
El caso opuesto se observa con la canción «Me voy», de Cimafunk. En 2018, cuando la pieza se puso de moda, era habitual despedirse entre amigos cantando el pegadizo estribillo. Incluso, a pesar de que los versos hacen referencia a marcharse de una fiesta, el peculiar «me voyyyyy...» se recontextualizó en el imaginario colectivo para ser usado como despedida de cualquier tipo, no solo de un festejo. El meme sufrió una mutación pero siguía siendo representación del presente.
Pero la historia no acaba ahí. Según la obra fue desapareciendo de las listas de reproducción, también comenzaron a desaparecer las despedidas referenciales. Cuatro años después, el meme se encuentra extinto. Nadie se despide cantando Cimafunk, a menos que se trate de un fenómeno aislado que nace y muere en el mismo instante.
Los postulados de Dawkins respecto a la evolución cultural no son absolutos, sin embargo. Existen detractores de la memética, y el científico mismo ha afirmado que él propuso una teoría pendiente a demostrar todavía. Aun así, la «genética cultural» evoluciona a medida que los estudiosos hacen sus aportes para acercarse a desenmarañar la compleja cultura humana. Y los memes suelen ser la radiografía del hoy.