Unsupervised: la inteligencia artificial hace arte
Hasta marzo del año que viene, quienes visiten el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA) tendrán la posibilidad de vivir un asombro inédito al detenerse ante Unsupervised (Sin supervisión), primera obra artística generada por inteligencia artificial que allí se expone.
Concebida por el artista y programador turco asentado en Los Ángeles, Refik Anadol, se trata de una impresionante pantalla digital de 7,32 por 7,32 metros, donde una red neuronal de síntesis de imágenes, probablemente la de mayor resolución jamás creada, toma el control, sintetizando y devolviendo en un rehacer nunca antes visto, 200 años de historia del arte contenidos las más de 180 mil obras que guarda ese museo, entre los más reconocidos del planeta.
Foto: tomada de refikanadol.com
Dicho de la forma menos complicada: el arte conservado en el museo alimenta a esta inteligencia artificial que genera constantemente nuevas obras, en un impresionante bucle creativo, que bien puede empezar a transformar los modos en que hasta ahora es entendido el arte.
Se trata de «una meditación singular y sin precedentes sobre la tecnología, la creatividad y el arte moderno», enfocada en «reimaginar la trayectoria del arte moderno, rendir homenaje a su historia y soñar con su futuro», explica el MoMA.
Aunque nunca la experiencia de presenciarlo en tiempo real puede asemejarse a la de contemplarlo solo en fotos, visto solo así ya estremece, y hace emerger sorpresas y dudas junto al estallido de colores e imágenes que se multiplica en un constante cambio “no supervisado”, según el movimiento de la audiencia y las condiciones climáticas, de ahí que la pieza cause la impresión de estar realmente viva.
La muestra abrió desde el pasado noviembre. Foto: tomada de refikanadol.com
Unos 18 meses invirtió el artista y programador para pergeñar esta creación, donde son empleados los datos como un pintor utilizaría sus óleos.
El software creado por Anadol y su equipo -en colaboración con ingenieros- se alimenta de 380 mil imágenes de altísima resolución , obtenidas de más de 180 mil obras de arte guardadas en el MoMA: Picasso, Warhol, Monet, Kandinsky… se fusionan, se reconocen y reinterpretan en las entrañas de una poderosa supercomputadora Nvidia DGX Station A100, que alienta en una habitación pequeña detrás de la pantalla.
El cerebro de Unsupervised. Foto: tomada de elconfidencial.com
Considerando que las redes neuronales son los nuevos pinceles y los datos digitales los nuevos pigmentos, quizás cabría preguntarse, haciendo a un lado la impresión y el asombro, ¿realmente es arte esta mágica entrega?
Si la respuesta se ajustara a las definiciones más convencionales, esas que lapidariamente indican que el arte es sentimiento, emoción, nace de ella y la transmite, evidentemente la inteligencia artificial es todo menos eso.
Pero si se echa mano a reflexiones más contemporáneas como la del reconocido doctor en Filosofía, profesor y crítico de arte Arthur Coleman Danto (Michigan, 1924-2013), entonces el enfoque podría ser otro, atendiendo a que, según este estudioso, la obra de arte no lo es por ninguna cualidad intrínseca, sino por encuadrarse dentro del «mundo artístico». Según su Teoría Institucional del Arte, si el mundo del arte acepta algo como arte, entonces es arte, simplificando al extremo los planteos de Danto.
Y entonces lo es también Unsupervised, aunque todavía resulta demasiado pronto para intentar poner etiquetas a algo tan novedoso que podría significar un parteaguas en la historia del arte o quizás termine en el olvido por otra inteligencia artificial que así lo condene.