Cuando el país vuelve a sus aulas
En cada una de esas aulas que abrieron sus puertas al curso escolar 2022-2023, está el futuro de una nación que sigue defendiendo el derecho de sus niños y jóvenes a una educación universal y gratuita
Cada inicio del curso escolar en Cuba es una fiesta compartida que se vive en el ajetreo matutino de los hogares, en el colorido de las calles, en el bullicio alegre de las escuelas, y en las fotos que, en los últimos tiempos, desbordan las redes digitales.
Este 28 de noviembre no podía ser diferente. La Isla toda amaneció lista para recibir en 10 931 instituciones docentes a más de 1 740 000 alumnos que por vez primera, o como parte de su continuidad de estudios, fueron al encuentro con el saber.
Allí, en cada una de esas aulas que abrieron sus puertas al curso escolar 2022-2023, está el futuro de una nación que sigue defendiendo, por encima de obstáculos, el derecho de sus niños y jóvenes a una educación plena y gratuita.
Pero en esa voluntad de país hay muchos desafíos. Se sabe que, a pesar de los altos montos financieros que el presupuesto del Estado destina al sistema educativo, existen limitaciones económicas y materiales que no se pueden resolver de un plumazo, y demandan de un esfuerzo mayor por parte de maestros, padres y estudiantes.
Algunos educandos compartirán libros de texto y otros tendrán el pizarrón temporalmente en una casa o empresa porque un ciclón arrasador se llevó su escuelita; pero a ningún alumno en la Mayor de la Antillas le faltará el personal docente imprescindible para aprender a leer, conocer la historia, desentrañar las complejas matemáticas, o para formarse como artistas, técnicos, deportistas, médicos…
Con esa certeza el Primer Secretario del Comité Central del Partido y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, escribió en Twitter: «Para Cuba es un día de victoria y felicidad. Inicia el curso y las aulas se llenan de niños y jóvenes para satisfacción de todo un pueblo. Amanecimos en Pinar del Río, en una escuela devastada por el huracán y que reabrió sus puertas. Ahí está nuestra resistencia creativa».
En lo adelante solo queda, entonces, seguir llenando las mochilas de alegrías, empeños, confianza y nuevos aprendizajes.