Defender la democracia desde el barrio
Son los ciudadanos, y no una fuerza política, quienes eligen a los delegados de las Asambleas Municipales del Poder Popular en Cuba. Así será este 27 de noviembre cuando cubanas y cubanos acudan a las urnas a ejercer el voto personal, directo y secreto.
Los propuestos a delegados viven en las comunidades, comparten los desafíos, las realizaciones y los problemas de sus conciudadanos. Conocen los barrios, están al tanto de las demandas de sus electores.
El delegado está en la base misma de un modelo que apuesta por la democracia participativa. El poder del pueblo, es su planteamiento esencial.
Sería irresponsable afirmar que los delegados no enfrentan a diario obstáculos, incomprensiones y prejuicios. Mucho más ahora, una época en que los rigores de la crisis, las carencias e insatisfacciones, impactan en todos los sectores de la sociedad.
El reto es ahora mayor, y está asociado a la funcionalidad de los gobiernos locales. El aumento de los espacios de autonomía en los municipios implica una mayor articulación del entramado institucional de cada región, y de los esquemas de comunicación, diálogo y debate con la ciudadanía, de manera que puedan ser implicados en la conformación de las políticas y las agendas públicas.
El delegado de la circunscripción desempeña un rol fundamental en ese sentido. No es el representante de las instituciones ante los electores. Es el representante de los electores ante las instituciones. Contraparte efectiva, gestor, autoridad en la localidad.
Por tanto, es preciso -este 27 de noviembre- elegir a los mejores, a los más capaces, a los más comprometidos. Es un derecho de todos. Y un derecho implica una responsabilidad.