La magia de “Giselle” en los pasos de Viengsay (+ Fotos)
“Giselle” es una historia de amor y magia entre una joven simple y el duque de Silesia; al fin y al cabo, todo acto de amor tiene su sortilegio, y por partida doble si la historia se cuenta mediante la danza. Pero no hablamos de una danza cualquiera, sino el estandarte más alto de la escuela de ballet cubano: una Viengsay Valdés que regresó a los escenarios con una magistral interpretación justo el día en que, sesenta años atrás, Alicia Alonso bailara por primera vez este clásico como protagonista en el American Ballet Theatre, en el Metropolitan Ópera House de New York.
Su partner –el destacado bailarín italiano Jacopo Tissi en el rol de Albrecht –conduce a Viengsay por el escenario, sin quitarle protagonismo a esta artista que, con pasos firmes y perfectos, atrae la mirada del público. Su gestualidad trasmite alegría, pasión, tristeza y cuando muere, proyecta una visión etérea de la mujer en el mundo de los espíritus.
Con una perfecta sinergia entre todos sus bailarines en solos, dúos, tríos y grupos, se narran en dos actos esta obra maestra absoluta del teatro de la danza del romanticismo.
Precisamente, el plus de esta coreografía, montada por la Prima Ballerina Assoluta sobre la original de Jean Coralli y Jules Perrot, está en la contraposición entre el entorno aldeano y humano y el sobrenatural, con dos atmósferas y colores diferentes: un primer acto alegre y lleno de colores y un segundo etéreo con el color blanco de los tutús y la escasa iluminación dominando la escena.
Giselle se enamora de un joven, Albrecht, el cual es en realidad un noble, comprometido, que esconde su identidad cuando la conoce. Al descubrirse el engaño, la protagonista muere por el dolor y se convierte en una willi, “figuras que danzan sin piedad entre la bruma suavizada por la luna de Alemania”, según el libro de Heinrich Heine titulado De l’Allemagne, en el que se basa la trama de este ballet.
Giselle en el 27 Festival Internacional de Ballet de La Habana Alicia Alonso. Foto: Enrique González (Enro)/ Cubadebate.
En el segundo acto, Hilarión (Dani Hernández), quien está enamorado también de la joven, va al bosque a visitar la tumba de Giselle sin darse cuenta que es medianoche. Se sorprende por la llegada de las willis y pasa a ser la primera víctima de estas doncellas. Después, Albrecht va en busca de la tumba para suplicar el perdón de Giselle, quien se hace visible para advertirle de estas “hadas del bosque” y salvarlo de la muerte.
Y como toda historia romántica, la fuerza del amor que Giselle siente en su interior será la salvación de Albrecht. Ella le da el aliento que necesita para resistir hasta la llegada del alba. Con la salida del sol, las willis desaparecen y Albrecht está a salvo. Giselle tiene que despedirse de su amado para siempre, quien trata inútilmente de retenerla, pero ella tiene que seguir su triste destino envuelta en la maldición provocada por el engaño.
La puesta en escena, como parte de la XXVII edición del Festival Internacional de Ballet de La Habana Alicia Alonso, es una secuencia continua y sincronizada de movimientos acompañados por la música de la Orquesta Sinfónica del Gran Teatro de La Habana, bajo la batuta de Yhovani Duarte.
Cada mínimo detalle de la atmósfera y en la escenografía, a cargo de Salvador Fernández, hacen que el público reviva ese tiempo determinado la historia de amor de este ballet, y, por consiguiente, la época en que está narrado. Así, el disfrute y la experiencia estética del espectador se completa.
Después del adiós entre Giselle y Albrecht, el público despide de pie y con aplausos una magistral interpretación. El ballet demanda y le exige entrega y perfección al bailarín, y de eso está consciente el que disfruta de una puesta en escena. Contempla la ejecución de la técnica. Aplaude cuando es demasiado compleja. Sigue la música, los pasos y el ritmo.
“Giselle” –estrenada en 1841 en la Ópera de París– es una historia de amor y magia entre una joven simple y el duque de Silesia; al fin y al cabo, todo acto de amor tiene su sortilegio, y por partida doble si la historia se cuenta mediante la danza.
En fotos, “Giselle”
Vea además:
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