Consolidar la unidad: una meta insoslayable
Palabras de Roberto Morales Ojeda, miembro del Buró Político y Secretario de Organización del Comité Central, en la sesión de apertura del XXII Encuentro Internacional de Partidos Comunistas y Obreros. Palacio de Convenciones, La Habana, 28 de octubre de 2022
Compañeras y compañeros de la Presidencia.
Delegadas y delegados.
Invitados.
La Cuba revolucionaria y socialista, la patria de José Martí y Fidel Castro, recibe con afecto y espíritu unitario a las 73 delegaciones de 57 países de todas las regiones del mundo que se dan cita en este XXII Encuentro Internacional de Partidos Comunistas y Obreros.
Esta reunión se produce en medio de un convulso contexto internacional, matizado, además, por las complejidades propias de cada nación. Ello nos plantea un reto: establecer un marco de acción colectiva que fortalezca la unidad, para afrontar los desafíos que se presentan en nuestras luchas.
¿Qué nos une a todos: comunistas, socialistas, revolucionarios y obreros?
Nos une el antimperialismo, que resume el empeño común en conquistar un mundo de paz y de mayor justicia social; en promover el desarrollo y la prosperidad de todas las naciones; en alcanzar el bienestar y la felicidad; y en lograr el respeto por la conservación del medio ambiente.
Estas nobles aspiraciones podrían volverse quimeras si no trabajamos con esfuerzo y unidad.
¿Qué haremos para que nuestras naciones, y el mundo en general, sean un lugar más seguro?
Las guerras de dominación imperialista, encabezadas por EE. UU. durante años, la irresponsable actuación y expansión amenazante de la otan, no son hoy los únicos factores que perturban la paz y el desarrollo mundial.
También la proliferación del fascismo, la xenofobia y los discursos de odio, flagelos que con frecuencia creciente acechan a las sociedades y territorios.
Además de inseguro, el mundo es cada vez más desigual.
¿Cómo cumplir entonces con el ideal de justicia social que nos mueve?
En esta era que nos ha tocado vivir las demandas sociales insatisfechas se multiplican. Crecen la pobreza, las desigualdades, el desempleo y la inseguridad alimentaria. Los problemas de salud son aún más globales y letales. En resumen, se globalizan las diferencias, las injusticias sociales y la miseria.
Como si resultaran poco estas amenazas, está también en peligro la especie humana.
Pareciera que fue ahora, y no hace 30 años, que el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz nos alertara que la especie humana –y cito–: «está en riesgo de desaparecer por la rápida y progresiva liquidación de sus condiciones naturales de vida». Fin de la cita.
¿Cómo vamos a detener el deterioro del medio ambiente?
Algunas de estas interrogantes tendrían respuestas inagotables, pero también nos corroboran que el orden internacional vigente es insostenible, y que debemos concentrar todos los esfuerzos en luchar por conquistar uno nuevo.
Este encuentro es un marco propicio para trazar las estrategias y acciones que nos lleven por ese camino, aun cuando sabemos que no será fácil.
Además de todas las amenazas señaladas, estamos enfrentando a un imperio que renueva sus esfuerzos para mantener y afianzar su hegemonía.
La guerra que nos plantea no solo está en los campos de batalla. Hay otra guerra que es tan dura, compleja y peligrosa como la convencional, porque se está desarrollando a nivel de las ideas y de la conciencia de los pueblos.
Los misiles de esa guerra destruyen las culturas, borran identidades, menosprecian los valores humanos y establecen modelos ideológicos a nivel social que potencian el individualismo, el egoísmo, la exclusión y la violencia.
Es una guerra que se desarrolla en un terreno virtual, en que el imperialismo tiene control total, y decide incluso cuándo silenciar nuestras voces en esos espacios, como acaban de hacer arbitrariamente a cientos de usuarios revolucionarios en Facebook y Twitter.
¿Cómo le vamos a hacer frente?
Dejo ante ustedes estas interrogantes, en el ánimo de contribuir a los debates que nos esperan y a la búsqueda de acciones.
Compañeras y compañeros
Desarrollamos este evento en Cuba, la misma isla rebelde e irredenta frente al imperio norteamericano que muchos de los presentes conocen desde hace años. Un país que ha sido duramente castigado por defender el ideal socialista y su compromiso con todas las causas justas.
Ha sido muy alto el precio que hemos debido pagar por la osadía de enfrentar con firmeza al imperio más grande de la historia.
Bloqueados y agredidos desde los inicios mismos de la Revolución, la hostilidad estadounidense durante los últimos seis años no ha tenido precedentes.
El gobierno de Donald Trump implementó 243 medidas adicionales al bloqueo económico, financiero y comercial, estrategia que desde 1960 aparece bien delineada en documentos oficiales del gobierno de Estados Unidos, como el histórico memorando del subsecretario de Estado Lester Mallory, dirigida a asfixiar nuestra economía, y con ello implosionar la sociedad.
Varias de esas medidas fueron ejecutadas de manera oportunista y criminal durante la pandemia de la COVID-19, mantenidas por el actual presidente de los Estados Unidos. A Cuba le negaron hasta el oxígeno cuando más su pueblo lo necesitó.
Aun así, como expresión de la fortaleza de la Revolución, logramos controlar la propagación del coronavirus gracias a cinco vacunas nacionales y a los protocolos elaborados por científicos y médicos cubanos.
Resultaron tan efectivas que en las últimas nueve semanas el país no reporta fallecidos por la COVID-19, los casos diarios apenas superan la decena, y muy pocos pacientes evolucionan a formas graves o críticas. Todo ello en un mundo que aún no logra controlar la enfermedad.
En medio de ese férreo bloqueo, y cuando la pandemia comenzó a azotar, Cuba envió 58 brigadas de médicos y personal de la salud a 42 países y territorios, algunos de ellos europeos, para ayudar a enfrentarla.
No conformes con el daño que causan sus políticas, aprovechando las carencias y necesidades que estas generan en el pueblo, Estados Unidos fragua planes de desestabilización mediante los métodos de guerra no convencional.
Intentan desesperadamente generar el llamado «estallido social», que no les ha funcionado por la confianza que la inmensa mayoría del pueblo mantiene en la Revolución y el socialismo.
Ninguno de estos planes nos apartará del camino trazado en la actualización del modelo económico-social y del ordenamiento jurídico, para consolidarnos como un Estado socialista de derecho y justicia social, según se refrenda en la Constitución aprobada por la inmensa mayoría del pueblo en el 2019.
En ese empeño, acabamos de aprobar un nuevo Código de las Familias con más del 74 % de participación, y un 66,8 % de votos favorables. Es la mejor expresión de la voluntad del pueblo por mantener la construcción de una sociedad más justa, inclusiva y solidaria.
Aun así, el gobierno norteamericano y algunos de sus mercenarios despliegan una campaña que pretende tildarnos de «Estado fallido».
Este engendro se desmonta por sí solo con cada una de las adversidades que hemos debido sortear, mediante la unidad indisoluble entre el Partido, el Estado, el Gobierno y el pueblo.
Ha sido gracias al sistema socialista que hemos podido afrontar tantos retos, en los que ha primado el concepto de «resistencia creativa», defendido por el Primer Secretario, el compañero Miguel Díaz-Canel Bermúdez, que nos llama constantemente a salir adelante con esfuerzos propios.
Compañeras y compañeros
El Partido Comunista de Cuba es fiel defensor y seguidor del ideario martiano, de las ideas marxistas, leninistas y de su especial imbricación en el pensamiento de Fidel. Mantiene su condición de vanguardia en la sociedad, lo que nos compromete a hacerlo más representativo del pueblo, que cada vez tiene una composición más heterogénea.
La consulta permanente con las bases populares la asumimos como un estilo y forma de trabajo fundamental.
El 8vo. Congreso del Partido, celebrado en abril de 2021, además de concluir el tránsito ordenado de las principales responsabilidades de la generación histórica a las nuevas generaciones, aprobó las ideas, conceptos y directrices que guían a los comunistas y revolucionarios cubanos en este periodo.
Estamos convencidos de que solo el socialismo puede garantizar la soberanía y la independencia nacional. En esa dirección, trabajamos intensamente en la recuperación de la economía, el fortalecimiento de la ideología, la preservación de la paz y la unidad nacional.
La defensa del país es, así mismo, una tarea de primer orden. Desde el Primer Congreso del Partido Comunista de Cuba Fidel planteó, y cito: «Mientras exista el imperialismo, el Partido, el Estado y el pueblo les prestarán a los servicios de la defensa la máxima atención. La guardia revolucionaria no se descuidará jamás. La historia enseña con demasiada elocuencia que los que olvidan este principio no sobreviven al error». Fin de la cita.
En el orden ideológico constituye una prioridad la educación, la historia, la cultura, la ciencia y la preparación política del pueblo frente a los intentos de colonización cultural, lo cual se traduce, al mismo tiempo, en una forma de enfrentamiento directo al imperialismo yanqui.
En la economía mantenemos el empeño de impulsar el desarrollo del país, aún en medio de las complejas circunstancias descritas. La empresa estatal socialista tiene un papel protagónico en la concepción del modelo económico social cubano, y se complementa con las nuevas formas de gestión económica.
Lograr mayores niveles de bienestar y felicidad para el pueblo, y no renunciar jamás al ideal de un socialismo próspero y sostenible, es la meta a alcanzar.
Finalmente, debo insistir en la unidad: principio, fortaleza y tarea permanente del Partido, pues sin ella la Revolución Cubana no habría sobrevivido a todos estos años de duras agresiones.
Delegadas y delegados
Aprovechamos esta ocasión para agradecer la solidaridad hacia Cuba de los Partidos y pueblos aquí representados, sobre todo en la lucha contra el genocida bloqueo estadounidense que tanto daño nos hace.
El imperialismo le teme al ejemplo, aun mayor, de una Cuba sin bloqueo, y lo que ello significaría en favor del ideal socialista, razón por la que se empeña en reforzarlo por todas las vías posibles.
También agradecemos todas las muestras de apoyo y afecto demostrados durante dolorosos acontecimientos que hemos debido enfrentar este año, como el accidente en el hotel Saratoga, el incendio en la Base de Supertanqueros de Matanzas y el reciente paso del huracán Ian.
Este último nos obligó a posponer el Primer Encuentro de Publicaciones Teóricas de Partidos y Movimientos de Izquierda, que con mantenido interés queremos desarrollar. Comprendemos que la articulación mediática y el debate teórico sobre los problemas del mundo actual, las vías y formas para enfrentarlos, son asuntos de vital importancia.
Amigas y amigos
Seguro habrán podido notar que una palabra ha sido recurrente a lo largo de esta intervención: la unidad.
Para que esa unidad sea verdadera y sólida, resistente ante los intentos imperialistas de dividirnos, debemos consolidarla sobre la base del respeto a los marcos históricos y las particularidades de cada país y proceso político.
Consolidar la unidad del movimiento comunista y obrero internacional es una meta insoslayable de este Encuentro, aún más cuando el imperialismo, en un revivir del macartismo, se lanza con saña contra todo lo que se defina como comunista, socialista o simplemente progresista.
A «la unidad dentro de la diversidad» convocó el líder de la Revolución Cubana, General de Ejército Raúl Castro Ruz, hace algunos años a todas las naciones de América Latina. La frase se erige en un principio que trasciende fronteras y nos debe convidar a todos en cualquier espacio.
Nos corresponde trabajar por la unidad de los obreros, campesinos, estudiantes, mujeres, jóvenes, indígenas y afrodescendientes, para luchar y construir un mundo mejor que es posible y necesario.
Bajo esa premisa aspiramos a que este evento sea eficaz en sus debates y proyecciones, pero, sobre todo, que contribuya a las luchas de nuestros Partidos y pueblos.
Les reiteramos la bienvenida a todos, con la convicción que durante años hemos defendido:
¡Socialismo o Muerte!
¡Patria o Muerte!
¡Venceremos!