Es un privilegio haber vivido en el tiempo de Mario Balmaseda (+ Video)
Ofrendas florales de Raúl y Díaz-Canel presidieron el tributo a un hombre que fue multitud de rostros de Cuba
En silencio ha tenido que ser –tras el prolongado aplauso y los vítores– la despedida del primerísimo actor Mario Balmaseda. Ayer no se le dijo adiós a un artista, sino a una leyenda que, con sus múltiples rostros en el teatro, la televisión y el cine, tuvo la capacidad de ser diversamente cubano. Así de indiscutible es su tremendísimo legado.
En el vestíbulo del Teatro Nacional, donde tantas veces vibró el público con sus interpretaciones en las tablas, custodiaban sus restos la Réplica del Machete Mambí del Generalísimo Máximo Gómez, otros reconocimientos que le fueron otorgados, y ofrendas florales del General de Ejército Raúl Castro Ruz; del Primer Secretario del Partido y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, e instituciones de la cultura.
Su obra, presente y eterna, de honda vocación social y comprometida siempre con la Patria, demostró no solo su versatilidad en la escena, sino también en el arte de modo general, fue «un hombre todoterreno de la cultura», como lo calificara Omar Valiño, director de la Biblioteca Nacional de Cuba José Martí, en las honras fúnebres de esa emblemática figura.
En la ocasión, el cineasta Manuel Pérez Paredes recordó la presencia de Balmaseda en las grandes pantallas, desde su debut en Los días del agua, pasando por la icónica Baraguá, hasta sus últimas experiencias. Y aseguró, además, que en él se encierra la verdadera dimensión de un artista.
Junto a quienes siempre lo aplaudieron, sus amigos, familiares y grandes personalidades del arte nacional, se encontraban Rogelio Polanco Fuentes, miembro del Secretariado del Comité Central del Partido y jefe de su Departamento Ideológico; Alpidio Alonso, ministro de Cultura, y Luis Morlote, presidente de la Uneac, entre otros directivos.
A Balmaseda, actor y director de teatro, paradigma del creador por su versatilidad y respeto, por el talento innumerables veces demostrado también en el séptimo arte y en la pantalla chica, tenemos que rendirle homenaje rescatando su quehacer, con la certeza de que haber vivido en su tiempo es un privilegio histórico que debemos honrar.