¿Qué es la industria 4.0?
Hace solo unos días, el presidente Miguel Díaz-Canel reflexionaba junto al Consejo Nacional de Innovación sobre la necesidad de ir enrumbando el panorama industrial cubano de cara a la industria 4.0.
Pero ¿cuál es ese derrotero, qué lo caracteriza, a dónde apunta, cuáles son sus ventajas?
La industria 4.0 es también conocida como la cuarta revolución industrial, y comenzó a desplegarse, sobre todo a partir del 2011, cuando en la Feria de Hannover «una de las ferias industriales más grandes del mundo que se desarrolla en Alemania anualmente desde 1947″ fueron presentadas adaptaciones de industrias que optimizaban recursos, tiempo y costos a partir del empleo de la automatización digital, la inteligencia artificial (IA), el internet de las cosas, el Big Data y otras tecnologías de avanzada.
A partir de entonces, diversos países, sobre todo desarrollados, comenzaron a imbricar todas esas posibilidades en busca de un nuevo modelo industrial.
En la planta china Geely, emplazada en la zona de desarrollo económico y tecnológico de Changxing, los robots tienen el protagonismo productivo. Foto: Tan Yunfeng
La Industria 4.0 se sustenta en el llamado Internet de las Cosas Industrial (IIoT, por sus siglas en inglés) y en los sistemas ciberfísicos «aquellos sistemas inteligentes que permiten mediante algoritmos controlar y monitorear cosas físicas como maquinarias» y posibilita que todo en la cadena industrial, desde los suministros, la logística, la planificación de recursos, la fabricación, el almacenamiento y también el mercado quede interconectado de manera «inteligente»» desde el punto de vista digital.
Sin pretender una definición completa o estrictamente apegada a la terminología científica, para tener una idea algo más acabada de en qué consiste la industria 4.0, vale apuntar que son varios los pilares en que se erige:
-El Big Data y las analíticas de la IA.
-La integración horizontal y vertical. Con la primera, los procesos permanecen integrados a «nivel de campo»» «en la planta de producción, en múltiples instalaciones de producción y en toda la cadena de suministro»; con la segunda, se vinculan todas las capas de la empresa, industria (la organización) y los datos fluyen libremente entre todas.
-Computación en la nube. Es la que habilita esta industria y la transformación digital, ya que todos los datos que alimentan las tecnologías se alojan en la nube, que igual permite la comunicación y coordinación a los sistemas ciberfísicos.
-La realidad aumentada (AR). Superpone el contenido digital en un entorno real posibilitando, entre otras cosas, visualizar, mediante el uso de lentes inteligentes o dispositivos móviles, datos del internet de las cosas en tiempo real.
-El Internet de las cosas industrial (IIoT) y el Internet de las cosas (IoT), que no son lo mismo.
-La Fabricación aditiva o Impresión 3D. Aunque inicialmente era herramienta para la creación rápida de prototipos, en la Industria 4.0 ofrece una gama más amplia de aplicaciones, que incluye la producción personalizada y también almacenar las piezas y los productos como archivos de diseño en inventarios virtuales e imprimirlos a demanda, reduciendo así distancias de transporte y costos.
Empleo de drones para el escaneo de inventarios. Foto: tomada de thelogisticsworld.com
-Los Robots autónomos. Esta nueva generación de robots permite programarlos para acometer tareas con la mínima intervención humana; a partir de su software de vanguardia pueden reconocer, analizar y actuar sobre la información que reciben de su entorno y acometer tareas difíciles y delicadas.
-Gemelos digitales o simulaciones. Son simulaciones virtuales de una máquina, producto, proceso o sistema del mundo real creadas a partir de los datos de sensores del IoT. Facilita a las empresas analizar y mejorar el rendimiento y mantenimiento de los sistemas y productos industriales.
-Ciberseguridad. Es imprescindible y, a partir de determinadas arquitecturas y tecnologías, permite a la empresa automatizar la detección, prevención y respuesta ante amenazas, así como minimizar el riesgo de violaciones a los datos y redes.
Sensores y etiquetas RFID proporcionan datos en tiempo real sobre el estado, rendimiento o ubicación del producto, entre muchas otras funciones. Foto: Internet
Aun cuando estos apuntes resultan incompletos e imprecisos a la visión de ingenieros y otros especialistas, para el común de los mortales podrían parecer el borrador de una novela de ciencia-ficción. Pero igual impresión hubiera podido causar la descripción del funcionamiento y posibilidades de una computadora o de un teléfono celular cuando ambos avances comenzaron a abrirse paso en la historia de la humanidad.
No obstante, la industria 4.0 no es ciencia-ficción, sino realidad ya bien tangible y con sustanciosos beneficios, desde profundas mejoras en la productividad y automatización, gran resiliencia y agilidad, confianza para explorar nuevos modelos de negocio y aprovechar oportunidades de un modo muy rápido, a la vez que reduce costos, mejora la eficiencia del mercado y conecta cadenas de suministro por mar, tierra y aire. Y todo ello a partir de soluciones ecológicas y sostenibles.
Cuba y la Industria 4.0
«Es algo muy peligroso para las revoluciones sociales quedar desconectadas de los cambios tecnológicos de cada época. Cada nueva revolución industrial ha traído grandes incrementos de la productividad del trabajo, y en el momento actual, ya en marcha la cuarta revolución industrial, se estima que solamente el uso de la inteligencia artificial aumentará la productividad en un 40%, y que en los próximos años más del 80% de las empresas en los países industrializados usarán alguna forma de inteligencia artificial»».
Así apuntaba el destacado científico cubano y asesor de BioCubaFarma Agustín Lage Dávila, en su artículo La Industria 4.0 y el socialismo, donde también recordaba que, en cuanto a esta cuarta revolución industrial, no todo son bondades técnicas.
En el capitalismo cada nueva revolución tecnológica ha tenido como consecuencia un aumento de las desigualdades sociales, dentro de los países, y especialmente entre países, y también puede suceder así con esta cuarta, ya que las brechas entre los países más desarrollados y los que van quedando detrás aumentan cada año, alertaba Lage Dávila.
No obstante, y aun cuando Cuba atraviesa hoy una muy difícil situación económica, agudizada por el recrudecimiento del bloqueo imperial, «tenemos las bases para comenzar otra vez en otras tecnologías de la cuarta revolución industrial»», sentenciaba el científico.
Entre las empresas cubanas que enrumban en esa necesaria dirección de la Industria 4.0 se apunta el Grupo de la Electrónica (GELECT). Foto: tomada de gelect.cu
Entre las fortalezas para ello señalaba los más de 50 grupos que en el país trabajan en esas tecnologías y que fueron identificados por una primera exploración en el contexto de los Macroprogramas para el Plan de Desarrollo al 2030.
No obstante, acotó que muchos de esos grupos se ubican en el sector presupuestado, como son universidades y centros científicos, «y tenemos pendiente la tarea de conectarlos mejor con el sector empresarial, y hacer que surjan de ahí nuevas empresas»», instó.
También la industria cubana del software va en la avanzada. En la imagen, Desoft Las Tunas. Foto: tomada de tiempo21.cu
La preparación de los empresarios, necesidad de elevar el nivel de automatización «que habría de estar incluido ya desde las nuevas inversiones», la gestión de mipymes estatales, la importancia de ir proyectando el país hacia la tecnología 5G, lo necesario de una integración de la industria de aplicaciones y servicios informáticos con todos los actores económicos, así como potenciar la economía circular son algunos de los muchos retos que aguardan al país en este camino hacia la industria de avanzada y que fueron mencionados en la reciente reunión del Consejo Nacional de Innovación.