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El nuestro: un Partido de unidad y continuidad (+ Video)

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Al Partido nada le es ajeno, y ante su deber de ser lo más revolucionario dentro de la Revolución, todos los asuntos que hoy marcan el día a día de nuestra sociedad ocuparon espacio tanto en los informes presentados, como en la discusión y análisis de los mismos.

De mirar y analizar con ojo crítico y sin triunfalismos la labor del Partido, de reconocer también sus fortalezas y la permanencia de los principios que lo sostienen como proa del socialismo cubano, de eso se trató la continuidad del 8vo. Congreso en cada una de nuestras provincias.

Desde la base se removió la fibra militante, bajo el precepto de que es el núcleo el corazón de las estructuras partidistas. Nadie duda de que allí donde esa célula vital actúa con toda la seriedad y el compromiso a que se le ha llamado, se observan los resultados, sea cual sea el objeto social del centro al que pertenece o la comunidad en la que actúa.

Al Partido nada le es ajeno, y ante su deber de ser lo más revolucionario dentro de la Revolución, como expresara el Primer Secretario de su Comité Central, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, todos los asuntos que hoy marcan el día a día de nuestra sociedad ocuparon espacio tanto en los informes presentados, como en la discusión y análisis de los mismos. En esos debates quedó claro que el militante debe acompañar su desempeño laboral y social, con la ejemplaridad imprescindible para ser miembro de la organización.

La batalla económica e ideológica, y la producción azucarera y de alimentos constituyen hoy prioridades para la sostenibilidad del país y, por ende, para el hacer cotidiano del Partido. Sin embargo, prevalece la visión de que ante un bloqueo recrudecido, un mundo marcado por las desigualdades y secuelas pandémicas que persisten, se imponen la creatividad, la innovación y la utilización de la ciencia para sortear tan difíciles obstáculos y poder abrirnos paso hacia nuestras metas más acuciantes.

No podía faltar, lógicamente, en esta mirada a lo interno de la organización y a su proyección social, el contacto cada vez más cercano y necesario con la Unión de Jóvenes Comunistas, con las nuevas generaciones en sentido general, no solo como garantía de futuro, sino por esa misión ineludible, heredada de nuestra generación histórica, de servir de guía y ejemplo para los más bisoños continuadores de esta gigantesca obra.

Ha sido este un proceso del que nuestro único Partido sale fortalecido, con su capacidad de liderazgo intacta. Una vez más se ha manifestado la madurez política que vive en las filas de esta organización, cuya historia es también la historia de la Revolución Cubana. No hay dudas, el nuestro sigue siendo el Partido Comunista de la unidad y la continuidad.

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