El sabotaje que hizo nacer una consigna (+Fotos, Video)
El 4 de marzo de 1960 explotó en el puerto de La Habana el vapor francés La Coubre, que traía armas para defender la naciente Revolución. Un día después, el 5, Fidel dio a conocer la histórica consigna de «¡Patria o Muerte!»¦
Han pasado 62 años de aquel horrible atentado terrorista que dejó más de 100 muertos y unos 400 heridos, además de más de 80 niños huérfanos de padres, y todavía las huellas del crimen y el dolor no han cesado.
Ni nunca cesará, pues en lo monstruoso, solo es comparable, si eso fuera posible, con el sabotaje que años después, el 6 de octubre de 1976, la propia Agencia Central de Inteligencia (CIA) hiciera en Barbados al hacer estallar en pleno vuelo el avión de Cubana que transportaba a 73 pasajeros con destino a la Patria.
En ambos, el dolor, ese que no se comparte, sino se multiplica, como dijera Fidel, tiene el mismo causante: el imperialismo norteamericano, y también una misma aspiración: el deseo incumplido de destruir una obra de humanismo y libertad iniciada el 1ro de enero de 1959.
Aquella tarde del 4 de marzo de 1960, se descargaban en la rada habanera unas 75 toneladas de explosivos y municiones que procedentes de Bélgica había traído ese propio día un barco francés, que se haría famoso por la desgracia que ocurría cercana a las 3 de la tarde, de aquel inolvidable cuarto día de marzo: el vapor La Coubre.
Eran armas para el pueblo. Para la legítima defensa de una Revolución asediada y atacada por todos los frentes, incluido el militar, pues desde hacía meses operaban bandas contrarrevolucionarias de alzados en diversas regiones de Cuba; sobre todo, en el Escambray villareño.
Hubo una primera explosión y luego, aproximadamente, a las 3.20 de la tarde, una segunda aún mayor que la primera y mucho más mortífera, pues, para ese entonces, habían acudido decenas de personas a salvar vidas y a ayudar en cuanto hiciera falta.
El espectáculo era verdaderamente dantesco, con cuerpos mutilados e irreconocibles, pero ahí, en primera fila, estuvieron los principales dirigentes de la Revolución, encabezados por Fidel, y, junto al Comandante en Jefe, los comandantes Raúl Castro, Ernesto Guevara y Juan Almeida. También, entre los primeros en llegar, estuvo el entonces presidente de la República, doctor Osvaldo Dorticós Torrado.
El incendio duró horas antes de ser sofocado. El saldo entre muertos y heridos fue alto, incluidos seis marineros franceses del vapor La Coubre y unos 8 estibadores de origen español.
Al día siguiente, un cortejo fúnebre inmenso de pueblo recorrió la calle 23 hasta llegar a la esquina de 12 y Zapata, a la entrada del cementerio de Colón, acompañando a las víctimas del alevoso crimen.
Fidel, en improvisada tribuna, hizo uso de la palabra y en su discurso demostró de manera fehaciente que no había sido un accidente, sino un horrendo e injustificable crimen contra gente inocente y trabajadora; al tiempo, que valoró la actitud mantenida por nuestro pueblo ante el inconcebible atentado terrorista:
«»¦El pueblo no se atemorizó por la explosión, el pueblo avanzó hacia la explosión; el pueblo no se llenó de miedo, sino que se llenó de valor y, aun cuando no sabía lo que había ocurrido, se dirigió hacia allí y hacia allí se dirigieron los obreros, las milicias, los soldados y los demás miembros de la fuerza pública, todos a prestar la ayuda que estuviese a su alcance»».
Y en un momento de su vibrante alocución dio a conocer por vez primera la disyuntiva histórica de nuestro pueblo. Esa que luego nos ha guiado por más de seis décadas: la de «¡Patria o Muerte!: «Y no solo que sabremos resistir cualquier agresión, sino que sabremos vencer cualquier agresión, y que nuevamente no tendríamos otra disyuntiva que aquella con que iniciamos la lucha revolucionaria: la de la libertad o la muerte. Solo que ahora libertad quiere decir algo más todavía: libertad quiere decir patria. Y la disyuntiva nuestra sería patria o muerte»».
Meses después, el 7 de junio de 1960, en el Congreso de la Federación Nacional de Trabajadores de Barberías y Peluquerías, el propio Comandante en Jefe completaba la frase y le adicionaba la palabra «¡Venceremos!: «»¦porque sus hijos han dicho: «¡Patria o Muerte! Y han dicho «¡Patria o Muerte!, porque esa es la consigna de cada cubano. Para cada uno de nosotros, individualmente, la consigna es: «¡Patria o Muerte!, pero para el pueblo, que a la larga saldrá victorioso, la consigna es: «¡Venceremos!»»
También en ese luctuoso día sucedió otro hecho de significación histórica: Alberto Díaz, Korda, logró la imagen más icónica y difundida del siglo XX; la del Che Guevara.
«Todo ocurrió en medio minuto»», declaró el ya fallecido fotógrafo, quien nunca cobró un centavo por ella, pues eso hubiera hecho el Che, como también afirmara Korda:
«Al pie de la tribuna, toda de luto, el ojo pegado a mi vieja Leica, fotografiaba a Fidel y a todos los que le rodeaban. De repente, frente al objetivo de 90mm surgió el Che. Me sorprendió su mirada»¦ Por reflejo, disparé dos veces: una horizontal y otra vertical. No tuve tiempo de hacer una tercera porque se había estirado discretamente a la segunda fila. De regreso a mi estudio revelé la película e hice algunas copias para el medio Revolución. En vez de sacar la foto vertical, encuadré la foto horizontal de Che pues sobresalía una cabeza sobre su hombro. Sin embargo, esa noche la redacción no seleccionó esa foto. La colgué en una pared de mi estudio («¦)
Siete años más tarde, en 1968, luego de la muerte del Guerrillero Heroico la foto se hizo mundialmente famosa y después de La Gioconda, de Leonardo da Vinci, ha sido la más reproducida y convertida en símbolo de lucha de los movimientos sociales contra la injusticia en todos los confines del planeta.
La consigna de «¡Patria o Muerte! «¡Venceremos! nos acompañó en las arenas de Playa Girón, en la Crisis de Octubre de 1962 y en cuanto hecho ha acontecido en estos duros años de Revolución Socialista.
Hoy, ha querido ser tergiversada por nuestros enemigos en busca de lastrarle su filo revolucionario y, para ello, han buscado contraponerla con la de Patria y Vida, desconociendo, incluso, que el propio Fidel ya había hecho uso de ella, cuando el 23 de diciembre de 1999, en un encuentro con pioneros, afirmó: «Voy a usar hoy una frase, no definitiva, porque nosotros no debemos renunciar a la idea de Patria o Muerte, ni a la idea de Socialismo o Muerte, y voy a decir como dijo una joven diputada en la Asamblea Nacional: «¡Patria y Vida! «¡Vida para ustedes es lo que queremos!»».
A la distancia de seis décadas esos hechos no se difuminan, al contrario, debemos reforzarlos y hacerlos notar a las nuevas generaciones, para no olvidar la sangre que ha costado la libertad que gozamos desde el enero victorioso de 1959.
Esos humildes trabajadores portuarios dieron su vida por la Revolución. Fueron víctimas de una política imperial que mantiene intacta su deseo de vernos claudicar y ponernos de rodillas. Ellos son también hombres de «¡Patria o Muerte! y, al igual que aquellos inocentes del Crimen de Barbados se levantan como soles sin mancha en el sublime altar de los mártires de la Patria.