Díaz-Canel a talentosos del jazz: Gracias por la espiritualidad en tiempos difíciles
En un encuentro al que describió «sin protocolo», el Primer Secretario de Comité Central del Partido Comunista y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, recibió en el Palacio de la Revolución este miércoles, cuando iba cayendo la noche, a talentosos artistas que tomaron parte en el 37 Festival Internacional Jazz Plaza, evento que tuvo lugar en La Habana entre el 18 y el 23 de enero.
Junto a su compañera Lis Cuesta Peraza, y acompañado de otros anfitriones como el miembro del Secretariado y Jefe del Departamento Ideológico en el Comité Central del Partido, Rogelio Polanco Fuentes, la viceprimera ministra Inés María Chapman Waugh, y el ministro de Cultura, Alpidio Alonso Grau, el Jefe de Estado expresó a los invitados que el encuentro «tiene mucho que ver con la energía, con el ánimo, con las emociones que nos dejó el recientemente clausurado Festival de Jazz».
Sobre el evento el dignatario comentó que este «tiene mucha importancia, mucha significación»: «era para nosotros necesario «enfatizó- el gesto de agradecerles a ustedes, al Comité Organizador, a las instituciones, y a todos los artistas que participaron, por ese aporte».
El Presidente de la República de Cuba explicó que «después que hemos vivido un año y medio terrible entre pandemia, presiones yanquis, situación económico-social sumamente complicada por todas las cosas que ustedes saben que han ocurrido en el país, nosotros tenemos que llenar de espiritualidad, tenemos que trabajar no solo en lo económico, tenemos que trabajar en la espiritualidad de nuestra gente».
A los artistas el mandatario habló sobre el valor de «proporcionar alegrías, emociones; que la gente pueda renovar sus aspiraciones». Y valoró la trascendencia que entraña la celebración de un Festival de Jazz en condiciones que «nosotros sabíamos» eran difíciles: Todo resultaba retador «evocó-; «sabíamos que para amigos nuestros que estaban en otros lugares iba a ser difícil venir, iban a tener presiones como están teniendo presiones ahora cuando regresan».
Díaz-Canel Bermúdez destacó ante los invitados: «Creo que el Festival fue excelente: excelente por lo que entregaron, excelente por la calidad, excelente por el virtuosismo. Yo pude estar en dos conciertos, así que esto no es un cumplido; estuve en dos conciertos que disfrutamos en familia tremendamente, y pudimos apreciar la calidad».
Lo otro que resaltó el Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista al referirse al Festival de Jazz, fue «toda esa unidad entre figuras ya establecidas y gente joven, con unos valores tremendos». En su entender, esa confluencia «demuestra mucho la fuerza de la cultura, del arte», porque sin dudas fue la oportunidad de «encontrarnos con amigos y poder compartir, y también de poder abrazarnos después de un tiempo de COVID-19, cuando los abrazos se habían alejado un poco».
Por las razones anteriores «argumentó Díaz-Canel Bermúdez- «pedimos que pudiéramos compartir un rato, que pudiéramos charlar un rato como lo que somos: amigos, hermanos, y con el interés común de defender la cultura, defender nuestra identidad, defender nuestras raíces».
El tono del encuentro fue de enfática gratitud por parte del mandatario, atendiendo a «la calidad del Festival» que reunió a músicos de varios países e incluso mantuvo una intensa programación en línea por las redes sociales asociadas al Ministerio de Cultura de la República de Cuba.
Jazz Plaza se realizó en un contexto marcado por la pandemia de la COVID-19, pero la adversidad no impidió regalar al público la virtuosa ejecutoria, en vivo, de importantes agrupaciones.
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Entre los invitados al Palacio de la Revolución no pasaba desapercibido el pianista, compositor y orquestador Ignacio Herrera, Nachito, quien protagonizó en la noche del pasado domingo, en el capitalino Teatro Nacional, el concierto «Cuba vive», y en el cual compartió con la orquesta Habana Jazz, la Sinfónica Nacional, el coro Entrevoces, y la banda de estudiantes del Conservatorio Amadeo Roldán.
La historia de Nachito, su saga de cómo el amor y la profesionalidad médica que saltaron fronteras entre Cuba, Estados Unidos y otros países y le salvaron de las garras de la COVID-19 «cuyo testimonio él compartió ante nuestras cámaras televisivas hace unos días-, nos recuerda que la música es el puente perfecto para los buenos sentimientos, para la solidaridad, y para lo mejor del alma humana.