Fecha símbolo de la Cuba nueva
Ese día entregaron sus vidas José Tey, Otto Parellada y Antonio Alomá, los primeros en caer en la nueva jornada que se iniciaba, la primera sangre que bautizó el uniforme verde olivo del naciente Ejército Rebelde
Aquella mañana cuando varios centenares de jóvenes salieron a las calles a combatir la tiranía, el pueblo santiaguero, que los vio luchar como símbolo de la Cuba nueva, los vitoreó, apoyó y alentó solidariamente. Ese día entregaron sus vidas José Tey, Otto Parellada y Antonio Alomá, los primeros en caer en la nueva jornada que se iniciaba, la primera sangre que bautizó el uniforme verde olivo del naciente Ejército Rebelde.
En la acción del 30 de noviembre de 1956, heroica desde todos los puntos de vista, de aquellos jóvenes que con casi nada en las manos se lanzaron a combatir, hay un aspecto que es necesario señalar y tener siempre presente porque constituye un admirable ejemplo para nuestra juventud, o sea, la fidelidad inquebrantable al compromiso adquirido, el cumplimiento consecuente e inflexible a la palabra empeñada, sin vacilaciones, con fe en el porvenir y confianza absoluta en la victoria.
Desde ese instante, la ciudad de Santiago de Cuba entraría en una etapa de guerra sin cuartel contra la tiranía y, además, a partir de aquel momento los combatientes del 30 de noviembre, Frank País y la ciudad de Santiago de Cuba se convirtieron en el primer punto avanzado de la eficiente retaguardia en que se transformó luego todo el pueblo de Cuba, en apoyo del núcleo guerrillero que, sobrepasando los reveses iniciales, logró reorganizarse en la Sierra Maestra. A ellos en buena medida se debió este hecho, a su ayuda material, a su refuerzo en hombres, a su lucha valerosa que nos hizo sentir en todo momento su presencia militante.
Apenas se habían dejado de escuchar las detonaciones de los combates callejeros de Santiago de Cuba, cuando en el amanecer del 2 de diciembre de 1956, al sur-oeste de la provincia oriental, se incrustaba en sus costas y la historia del país, el yate Granma con sus 82 expedicionarios. Ese día nacía definitivamente el Ejército Rebelde, el ejército guerrillero, heredero del Ejército Mambí; llegados para continuar y culminar la obra trunca de nuestros libertadores.
Transcurridos poco más de dos años de cruenta guerra civil, aquel ejército popular, con las ropas raídas, nacido de las propias entrañas del pueblo, con el Jefe de la Revolución al frente, entraba triunfal a la capital de la República.
Fragmentos del discurso que ofreciera en la velada artístico-cultural por el XV aniversario de las FAR.