Exceso de sal, la cara oculta de los alimentos procesados
En el cuidado de la salud, lo ideal es que los padres a sus hijos, desde edades tempranas, les enseñen y apliquen buenos hábitos de alimentación para un buen desarrollo y estilo de vida. Comer verduras, frutas, una dieta balanceada, sin tanta grasa y sal es de las bases primarias que se debieran cumplir, y muchas veces se logra; sin embargo, el facilismo y la presencia de alimentos procesados en el mercado, que libran de tantos pasos en la cocina, estropean lo primero.
La Organización Panamericana de la Salud (OPS), según dio a conocer Infomed, el Centro Nacional de Información de Ciencias Médicas, nuevamente se propuso ayudar a las naciones del continente americano para disminuir el consumo de sal que ya viene incorporada en los productos procesados y los que son considerados ultraprocesados. La OPS estima que la mayor cantidad de sodio que el hombre consumo a diario proviene de ese tipo de alimentos.
En el artículo se precisó que «en la región la ingesta de sal está por encima de los 5 gramos (2 gramos de sodio) diarios recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), y su consumo oscila entre 8,5 a 15 gramos por persona». Un menor consumo de sal significaría un menor número de casos de hipertensos y enfermos cardiovasculares, y con ello, menor índice de muertes por enfermedades cardiovasculares asociadas a la presión arterial alta.
Si bien los gobiernos se propusieron para el 2025 disminuir el consumo de sal en un 30 por ciento, la pandemia de la Covid-19 y las cuarentenas que se han tenido que planificar, han afectado las estrategias y todos los hábitos de vida, el de la alimentación se ha visto amenazado por un mayor consumo de comida chatarra, enlatada, o ya procesada, o lo que es igual a una alimentación no saludable, aparejado del estrés, la poca socialización y poca actividad física.
Fabio Da Silva Gomes, asesor regional en Nutrición y Actividad Física de la OPS enfatizó que «si queremos lograr cambios sustantivos necesitamos que estas metas se adopten con un enfoque regulatorio en lugar de voluntario. Hacerlo así es la única forma en la que los países podrán reducir la ingesta media de sal en la población para el 2025, en un contexto en el que las ventas de los productos procesados y ultraprocesados con contenido excesivo de sodio sigue creciendo».