Erik, nueva mutación del SARS-COV-2
La mutación E484K en la proteína spike del virus SARS-COV-2, a la que los científicos llaman Erik, ha hecho saltar las alarmas de la comunidad científica internacional
La mutación E484K en la proteína spike del virus SARS-COV-2, a la que los científicos llaman Erik, ha hecho saltar las alarmas de la comunidad científica internacional.
Según describe en su perfil personal en Facebook el doctor Daniel García Rivera, director del Laboratorio de síntesis química molecular de la Universidad de La Habana y miembro del colectivo de autores de las vacunas Soberanas, toda mutación que haga que el virus entre más rápido o se escape de nuestros anticuerpos (inmunoescape), es una mutación muy preocupante, y Erik es de las más preocupantes de todas las que hemos visto.
«Su intención no es matarnos, sino que nosotros no eliminemos al virus»», detalla el especialista, y explica que, químicamente, lo hace de la forma más simple que hay: cambiando en la superficie de la molécula una carga negativa por una positiva.
De esa manera, nuestros anticuerpos, que esperan ver ahí una carga negativa, la cual los atrae, pues fueron creados para eso, se encuentran de pronto una carga positiva que los repele.
Como resultado, disminuye el carácter neutralizante de los anticuerpos. García Rivera señala que esta mutación se encuentra en variantes originadas en todas partes del mundo, como la Gamma (Brasil), la Beta (Sudáfrica) y la Alfa (Reino Unido).
Recientemente en Lombardía, Italia, se encontró un sublinaje de la variante Delta que también incorpora la mutación Erik. Esta peligrosa «alianza»» pudiera resultar muy difícil de vencer, asegura.
El investigador afirma que el doctor Vicente Vérez Bencomo, director del Instituto Finlay de Vacunas, hace algunos meses, cuando la mutación Erik se unió a la variante Alfa, anunció que podía volver a ocurrir. «Se llama evolución, hay que vivir con ella. Además, nuestras estrategias de vacunas también evolucionarán»».