Los tesoros de casa están de fiesta
La esperanza sigue de fiesta porque hoy es el Día de los Niños y Niñas
Llegó el tercer domingo de julio y en toda Cuba se celebra el Día Universal del Niño. No quiero hacer historia de cómo o cuando se instituyó porque en mi país no se pone el sol cada día sin el tributo diario a sus derechos; y es que los niños constituyen el mayor tesoro de la familia. Sin importar lazos consanguíneos son prioridad, por esa razón no dejan de sonreír a lo largo de toda la isla. Cuando la pandemia arrecia y parece haberlos notado, no solo la alegría inunda sus rostros; los ha convertido en los más responsables, conocen las medidas y las comparten con sus amigos y parientes. Tal parece que su sensibilidad inmadura de pronto creciera y les hiciera superar la irresponsabilidad de los adultos.
Aunque no hay la fiesta que siempre esperan, a pesar de prescindir de encontrarse con los amigos, no es un día triste porque ellos saben que en cada rincón de su pueblo este domingo aparecerán regalos, recuerdos, besos y abrazos virtuales y un día también la vacuna que los inmunice para volver a disfrutar de los espacios recreativos que los acoge en cada festejo.
Le debemos los globos, las canciones y juegos por la COVID-19. Solo podemos asegurarles que están en el corazón de cada adulto y de los que todavía llevamos dentro a nuestro enanito, les agradecemos su existencia y ser los que siempre nos hacen pensar más allá de nuestras narices.
Historias y títeres llegaban cada celebración infantil con el Proyecto Guiñol Rimariyama. Esta vez los muñecos están en un largo descanso que solo interrumpen para sacar sus cabecitas a internet y decir Hola, pero tampoco estos hacedores de alegría los olvidaron.
Imagen: tomada de ACN.