Tokio 2020, del sueño a la realidad
Nadie imaginó que su conversión en la primera ciudad asiática dos veces sede de Juegos Olímpicos colocaría a Tokio en medio de la odisea que significa enfrentar una pandemia que ya aseguró protagonismo indeseado.
Fue el 7 de septiembre de 2013 cuando el Comité Olímpico Internacional (COI) votó por la capital japonesa en detrimento de Estambul y Madrid, que le acompañaron en condición de candidatas tras ascender desde el listado de aspirantes, también integrado por Bakú y Doha.
La cita anteriormente acogida por la principal urbe nipona transcurrió en 1964 y tuvo significado especial para Cuba, que inscribió al deporte revolucionario en el medallero a este nivel con plata del velocista Enrique Figuerola en los 100 metros planos.
Entonces los organizadores mostraron un despliegue tecnológico considerable, incluido el estreno de transmisiones vía satélite, llegadas a más de un tercio del orbe, mejoras de los medios de transporte, proyectos de hospedaje para turistas y expansión del sistema de aguas residuales.
Una estética inspirada en la ciencia ficción, con formas osadas, muchas veces minimalistas, y líneas redondeadas, signaron arquitectónicamente varias instalaciones, se erigió una torre de comunicación de 333 metros de altura y fue noticia Shinkansen, el famoso tren bala Tokio-Osaka.
Ahora la pretensión era aprovechar la cita como «vitrina» para relanzar la imagen del país como potencia tecnológica, pero quedará muy reducida como consecuencia de las muchas restricciones impuestas por la covid-19, causante de la recién aprobada política de puertas cerradas.
«Fue una decisión necesaria para garantizar la seguridad de los Juegos Olímpicos»», aseguró aquí el presidente del COI, Thomas Bach, antes de insistir en la prioridad que sustenta la decisión de celebrar la competencia.
«Espero que todos estemos de acuerdo en que lo más importante es que estos Juegos Olímpicos se celebren»», enfatizó al respecto en mensaje dirigido a los atletas, también matizado por el tema gradas vacías.
«No tendrán que sentiros solos en los estadios. Miles de millones de personas de todo el mundo estarán pegadas a sus pantallas y estarán con ustedes en sus corazones»», añadió sobre el amplísimo despliegue televisivo a generarse.
«Espero que sientan el apoyo de toda esa gente, que son sus verdaderos fans, su familia, sus amigos y sus seguidores»», expuso Bach sobre la que será la cobertura más completa jamás ofrecida por los Servicios de Radiodifusión Olímpica.