Tokio 2020 exigido al máximo
Conseguir que la aplicación de protocolos impuestos por la covid-19 no atenten contra el saldo general de la cita deviene exigencia especial para los organizadores de los Juegos Olímpicos
ESTÃ claro que organizar los Juegos Olímpicos en medio de los azotes de la covid-19 demanda protocolos que complejizan todos los procesos, pero el panorama reinante hoy en el aeropuerto de Narita justifica correcciones inmediatas.
Quien lo dude sepa que el grupo de atletas, entrenadores, directivos, oficiales y periodistas del que formó parte la avanzada de la delegación cubana necesitó más de cinco horas para cubrir trámites asociados al enfrentamiento a la pandemia.
Diseñado en apego al riesgo que representa recibir a miles de visitantes de todo el mundo, el proceso combina el chequeo de documentos, la aplicación de test antígenos y comprobaciones en torno a la instalación y el correcto manejo de aplicaciones móviles concebidas como imprescindibles.
Nadie cuestiona la necesidad del máximo rigor, pero asombra que un país líder en el desarrollo tecnológico y reconocido por la exquisitez organizativa muestre la peor de sus versiones en un escenario vital para la primera imagen que recibe el visitante, mayoritariamente llegado luego de cubrir largos trayectos.
Conocido que las cifras de pasajeros todavía distan mucho de las previstas para las próximas jornadas, las autoridades no tienen otra salida que desterrar la descoordinación que, de subsistir al paso vivido este martes, impondría un caos totalmente ajeno al noble deseo de hacerlo todo por la salud de foráneos y locales.
Japón lo tiene todo para repensar cómo explotar mejor la existencia de los carriles exclusivos y dotar de coherencia el empeño de que sus puntos de arribos y regresos cierren las puertas a un virus que ya hizo sufrir demasiado a la familia deportiva.
Pospuesta ante la imposibilidad de disputarse el pasado año, la justa que se inaugura el próximo día 23 se ha gestado pese a fuertes corrientes de oposición, especialmente afianzadas en la nación sede, y ello es un motivo adicional para que evitar que las buenas intenciones dejen saldos negativos.