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Abdala y sus dosis de amor (+Fotos y Posts)

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Caibarién es parte de la intervención sanitaria en grupos de riesgo con el candidato vacunal Abdala. Una dosis que llega con el amor de sus protagonistas

Saberse entre más del millón de cubanos que ha recibido al menos una dosis del candidato vacunal Abdala es una alegría que comparto. Una alegría que comunican quienes por estos días ya recibieron la segunda dosis en el vacunatorio del Policlínico 2 Pablo Agüero Guedes.

Allí todo parece estar cronometrado: desde el señor de la puerta que nos recibe afable, hasta el personal de Salud que nos pregunta a cada rato cómo estamos.

El doctor Javier, coordinador del proceso, nos recibe a la entrada.

«€œEn este segundo momento, como en el inicio, los pacientes van entrando de 10 en 10 a la consulta. En el primer departamento se le toma la temperatura, se chequea la tensión arterial y si no hay ninguna contraindicación pasan a ser inoculados. Posteriormente, pasan a un área de espera donde permanecen una hora bajo supervisión médica en constante observación por si ocurre alguna reacción adversa o evento. De ocurrir, hay otro departamento con personal capacitado con todos los equipos médicos necesarios para la asistencia inmediata»€, explica Rodríguez Domínguez.

– ¿Cómo está mi periodista? Me recibe con una sonrisa enmascarada la doctora Zurisadai Suárez Cruz, a quien entrevisté meses atrás vía WhatsApp y que conozco ahora: una satisfacción que se suma a la compañía de Abdala.

«€œHa sido muy importante para mí ser partícipe de este momento. Hemos evaluado a todos los pacientes en esta consulta antes de ser vacunados. Ha sido una experiencia grande para mí, todo el país está inmerso en este proceso que mejorará la situación con la Covid-19″€.

Así me cuenta Zuri, como cariñosamente le llamo, mientras atiende a quienes vienen llegando con la tarjeta de identificación.

Con todos los parámetros en regla, Lianet Ríos Sousa y Geidy Ruiz Castillo, estudiantes de primer año de Enfermería, son la antesala del pinchazo bendecido.

«€œEsta es una experiencia que nunca habíamos vivido, nunca pensé participar en algo así. Algo único que quizás otra generación no la viva»€, me dicen estas jóvenes en el momento que repito mi nombre y carnet de identidad. Casi lista para recibirte Abdala.

Antes de ser inoculada quiero hablar con una de las enfermeras. Inmiscuidas en la preparación del candidato vacunal que pronto tendré en mi cuerpo, trato de formular las preguntas sin entorpecer el proceso.

He sido vacunada bien rápido. No duele; al menos a mí que nunca le he tenido miedo a las jeringuillas.

– ¿Y mis respuestas? Ya me voy a la sala de espera.

Mayuli Pereira Hernández, una de las enfermeras, me regala su mirada. «€œEsto es muy importante a nivel de país y está teniendo resultados satisfactorios»€, me resume en pocas palabras, pero con la carga emocional de estos días. Con los ojos puesto en un futuro esperanzador.

El proceso de espera, una hora, llega con «€œCaminos del alma»€, una iniciativa de la Casa de Cultura Manuel Corona de Caibarién para relajar tensiones del momento. A cada instante nos miden la temperatura y nos preguntan cómo nos sentimos. De fondo, la música que resuena.

Ya tengo mi segunda dosis del candidato vacunal Abdala. Ya camino más segura sin olvidar el nasobuco y mi pomito de alcohol que se me ha vuelto imprescindible.    

Abdala llega con sus dosis de amor, esas que cada personal de salud de mi Isla le impregnan al inmunógeno.

Abdala trae la esperanza. La esperanza tiene nombre de Patria.

Imágenes: de la autora.

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