Pasos en falso de una alianza contra Venezuela (+Video)
Con un amargo sabor injerencista y una política fracasada y cruel, Estados Unidos, la Unión Europea, el llamado Grupo de Lima y la desprestigiada OEA, continúan asumiendo posiciones contrarias al diálogo político auspiciado por el Gobierno venezolano y sectores opositores, apoyado por la mayoría de la población.
Los últimos pasos, lejos de contribuir a la paz, a la reconciliación y al respeto a un país soberano, se apartan de toda norma internacional.
Un ejemplo de la continuidad de esa política de intromisión en los asuntos internos de un Estado, fue la más reciente decisión de la nueva administración de Washington de extender por un año la emergencia nacional declarada por Estados Unidos, que califica al país sudamericano como un peligro.
El argumento no podría ser menos creíble: «La situación en Venezuela continúa representando una amenaza inusual y extraordinaria para la seguridad nacional y la política exterior de Estados Unidos, por lo que he determinado que es necesario continuar con la emergencia nacional declarada en el Decreto Ejecutivo 13692 con respecto a la situación en Venezuela»», señaló el Presidente en un comunicado difundido por la Casa Blanca.
Otro ejemplo de la prolongación del empleo de una política opuesta a la soberanía venezolana, está contenido en el diálogo telefónico sostenido entre el secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken, y el farsante autoproclamado presidente interino de Venezuela, Juan Guaidó, del cual trascendió el compromiso de ee. uu. con «promover una transición democrática y pacífica»» en esa nación, ignorando que allí existen un Gobierno y un Presidente elegidos democráticamente por la mayoría del pueblo, y reconocidos por gran parte de la comunidad internacional.
A fin de materializar ese propósito, la Casa Blanca emitió un documento en el cual habla de «trabajar con los aliados de ideas afines, incluidos la Unión Europea, el Grupo de Lima y la OEA»».
Resulta inaudito que se asuman estas posiciones en franco desafío a las reglas internacionales del respeto mutuo, en tanto ni Washington ni la ue muestran interés alguno en el proceso de diálogo que se realiza en Caracas. Al contrario, las recetas siguen siendo las sanciones económicas en medio de una asfixiante pandemia, y el recrudecimiento de la persecución económica y financiera, que incluye la confiscación de millonarias cifras de dinero venezolano en bancos estadounidenses y europeos.
Lo oportuno, por supuesto, sería lo que hoy es lo más improbable, que la administración de Estados Unidos y algunos gobiernos de la Unión Europea coincidan en favorecer, en lo político, la concreción de un diálogo Gobierno-oposición y, en lo económico, retirar las arbitrarias sanciones y devolver a Caracas los recursos hipotecados que pertenecen al pueblo bolivariano.