Céspedes, su última partida (+Audio)
Carlos Manuel de Céspedes tiene ensillado su caballo Telémaco, piensa asistir a un almuerzo, en casa de Millán. Sin embargo, cuando Lacret le invita a marchar, desiste; prefiere quedarse a jugar ajedrez con el farmacéutico Pedro Maceo Osorio. Es el 27 de febrero de 1874.
Horas más tardes en desigual combate, contra una cuadrilla de españoles, cae el Padre de la Patria.
Momentos antes, en la casa donde jugó la última partida, encontraron dispersas por el suelo, las piezas de ajedrez.
Así relata Rafael Esteger en «Céspedes el Precursor» los momentos finales de la vida de quienes muchos lo consideran también como el Padre del Ajedrez en Cuba.
Y es que el primer Presidente de la República en Armas, sintió un amor inmenso hacia el juego ciencia.
Mucho antes de liberar a sus esclavos e iniciar la lucha por la independencia de Cuba, el 10 de octubre de 1868, ya Céspedes realizaba aportes al desarrollo de los trebejos en la Isla con su traducción al español de Las Leyes del Juego de Ajedrez, obra del famoso ajedrecista francés, Louis Charles de la Bourdonnais, publicadas a partir del 5 de octubre de 1855, en la sección «Folletín» del diario el Redactor de Santiago de Cuba.
Dotado de una amplia cultura, adquirida durante sus estudios de Leyes en Barcelona y posterior recorrido por Europa, apasionado por la literatura, la poesía y la música, Céspedes fue, sin dudas, junto a otros patriotas bayameses, como Francisco Vicente Aguilera, Perucho Figueredo, Fernando Figueredo Socarrás, Francisco Manuel Osorio y José Fornaris; de los más avezados ajedrecistas de la época, por sus conocimientos en la materia, practicándolo desde sus días de estudiante en las tertulias conspirativas en la sociedad cultural « La Filarmónica», de Santiago de Cuba y hasta en la manigua, donde siempre lo acompañó un juego de ajedrez.
Imagen: tomada de Bohemia
