A un mes del inicio de la tarea ordenamiento la economía cubana frente a retos y oportunidades
Incremento de los precios, ajustes en tarifas de servicios, apoyo a grupos vulnerables y aumento de solicitudes de empleo en las oficinas de Trabajo y Seguridad Social, conforman el escenario del primer mes de desarrollo de la tarea de ordenamiento monetario y financiero de Cuba.
El primero de enero dejó de circular el peso convertible en Cuba y se adoptó una única tasa de cambio para los circuitos de las personas naturales y jurídicas de 24 pesos cubanos por un dólar, al mismo tiempo se acometió una reforma salarial, la corrección de precios y eliminación de subsidios y gratuidades excesivas.
El adelanto salarial de mil pesos a los trabajadores estatales y el pago adelantado de los incrementos de las chequeras de jubilados y pensiones de asistencia social ocurridos todos en el mes de diciembre de 2020, contribuyeron a que las personas estuvieran en mejores condiciones de enfrentar los nuevos precios vigentes desde el primero de enero.
No obstante, el gobierno emprendió varias medidas para el control de precios y que la inflación no sobrepase los límites previstos. Entre ellas se encuentran la centralización de precios mayoristas, el establecimiento de nuevas formas para la formación de montos y otras medidas administrativas como el establecimiento de topes a determinados productos y servicios.
Al mismo tiempo las estructuras para la asistencia social trabajaron en tiempo récord para el diagnóstico de personas en vulnerabilidad económica que podrían ser afectadas por el efecto de la devaluación. También se atendieron las solicitudes de familias en similares condiciones. Como resultado de este trabajo hasta el 13 de enero se les había otorgado ayuda por asistencia social a más de 16 mil núcleos familiares que la habían pedido.
Otra tendencia de este primer mes fue el incremento del interés por el empleo. Durante la etapa más de 38 mil personas se han incorporado al empleo, el 30 por cieno de ellas jóvenes menores de 35 años.
Uno de los actores económicos sobre el que mayor impacto tiene la tarea de ordenamiento monetario es la empresa estatal socialista. La devaluación del peso frente al dólar con el consecuente encarecimiento de las materias primas importadas y el incremento de los salarios puso en tensión la solvencia de varias de ellas.
Desde mucho antes del inicio del ordenamiento el gobierno aprobó más de 40 medidas para otorgarle mayor autonomía en su capacidad de gestión a estas entidades, pero todavía tienen el reto de lograr un encadenamiento productivo con la economía nacional y mayor eficiencia en sus producciones.
Mientras llegan otras anunciadas transformaciones entre las formas de gestión no estatal el inicio del ordenamiento monetario ha significado también la solución a importantes reclamos de estas. Cambios en la política impositiva, extensión de la red de mercados mayoristas y flexibilizaciones para la exportación e importación y el encadenamiento con otros actores económicos, sopesan junto a desafíos derivados del incremento acelerado, y en ocasiones injustificado, de los precios de sus productos y servicios.
El ordenamiento monetario y financiero del país ha coincidido con una crisis económica provocada por la pandemia del coronavirus SARS-CoV-2. La caída de los ingresos por exportaciones y el encarecimiento de las importaciones ha provocado desabastecimientos y contracción en los niveles de actividad. No obstante, la puesta en funcionamiento de esta medida, la más profunda en el país en las últimas tres décadas, lo pone en condiciones de solventar la situación y emprender la recuperación.
Junto al ordenamiento, concebido como parte de la estrategia económico y social del país y su plan de desarrollo hasta 2030, se han producido otras transformaciones en la estructura productiva nacional, como por ejemplo una descentralización de decisiones hacia los gobiernos locales y las empresas, ello significa también una mayor responsabilidad de estos niveles para ofertar empleo, productos y servicios y tributar a un mayor bienestar de la población.
Aunque se ha repetido varias veces no es fútil la frase de que el ordenamiento monetario y financiero, aunque imprescindible, por sí solo no resuelve todos los problemas de la economía cubana. Ahora mismo se han incrementado los ingresos de la población pero ello todavía no ha tenido la respuesta necesaria en la productividad de las empresas lo que entraña riesgos inflacionarios.
Y es que esta transformación hay que valorarla mucho más allá del Día Cero, porque se trata de un proceso que implica importantes transformaciones en los sectores productivos, la composición del consumo, el empleo, la fiabilidad contable, el presupuesto del Estado; pero que al final encuentra su realización con el cambio en la manera en que se dirigen las políticas económicas del país, transitando de medidas administrativas a una conducción más financiera.