Arroz…a quitarse el sombrero
En la mesa cubana el arroz es y será el rey del menú. La mayoría de los nacidos en la isla caribeña quedamos insatisfechos si «el plato fuerte» no se hace acompañar por una ración del cereal. Pero, el Yerbero de Caibarién está convencido de que las propiedades de este grano van más allá de su deguste.
La planta de arroz es nativa del sureste asiático y se cultiva desde hace más de 7 mil años. De su presencia en el planeta constan evidencias que datan del año 5000 y 6000 a.n.e. en el oriente de China y en una caverna del norte de Tailandia. Fue hasta el 700 a.n.e., cuando su cultivo se extendió a Europa, y mil años después llegó a América.
Su antiquísima presencia junto al ser humano, le hacen acreedor de un sinfín de mitos sobre sus beneficios y perjuicios, en especial sobre éstos últimos devenidos de la actual práctica de dietas proteicas en panorama deportivo y estético, donde la presencia de carbohidratos está devaluada.
Según las tablas mundiales de composición de los alimentos, el arroz posee varias propiedades nutritivas. Este cereal contiene 72,2% de agua y 25,2% de carbohidratos. La grasa está en ínfimas cantidades (0,1%), y aunque su contenido proteico es bajo (2,40%), posee vitaminas del complejo B, C y A; minerales, en particular el hierro y fibra.
¿Por qué comer arroz?
El arroz nos proporciona hidratos de carbono en forma de almidón, dándonos la energía necesaria en situaciones de desgaste, actividad física y mental. Sus proteínas se integran, en el menú con las de la carne.
Es un alimento ideal para el paladar de los adultos mayores e infantes, esta condición les ayuda a conservar un buen estado nutricional, y su salud física y psicológica, debido a que se trata de un alimento energético, que contiene azúcares de asimilación lenta.
El consumo regular de este grano ayuda a regular los niveles de colesterol en sangre y la tensión arterial por su bajo contenido en sal. Por lo tanto, el arroz es un alimento indispensable para los enfermos cardiovasculares.
La cáscara de este cereal contiene silicio, mineral que forma parte de los huesos y los cartílagos, siendo un alimento valioso para las personas con osteoporosis y problemas de artrosis.
Desde antaño el arroz blanco cocido con un poco de sal, es el alimento conveniente en caso de diarreas y alteraciones de la mucosa intestinal. Su eficacia en el alivio de estos padecimientos se debe a sus excelentes propiedades digestivas y astringentes. Además, se encuentra entre los cereales sin gluten, por lo que es tolerado por las personas celíacas.
El arroz es rico en fibra insoluble que puede proteger contra varios tipos de cáncer. Los investigadores creen que estas fibras son vitales para la protección del cuerpo contra el desarrollo y la metástasis de las células cancerosas.
Muchos farmacéuticos aseguran que este grano en polvo se puede aplicar por vía tópica para curar ciertas enfermedades de la piel. En la India, el agua de arroz se prescribe por los médicos como una pomada eficaz para enfriar las superficies cutáneas inflamadas.
Se comenta en el argot científico que varias especies de arroz silvestre estimulan las enzimas neuroprotectores del cerebro, pues inhiben los efectos de los radicales libres y otras toxinas peligrosas que pueden causar la demencia y la enfermedad de Alzheimer.
Como de costumbre, Pedrito invita a consultar a los especialistas para conocer la veracidad de las propiedades medicinales de este grano, en particular Fitomed, sitio de la medicina natural en Cuba.
En la industria de la cosmetología emplean este cereal para elaborar productos retardadores de la aparición de arrugas y otros signos prematuros de envejecimiento de la piel. Pedrito, el Yerbero te invita a probar preparados caseros y aprovechar las bondades del arroz.
-Mascarillas caseras con arroz
El Yerbero asegura que presenta nuevas recetas a la familia nos da placer, así que recomienda preparar Arroz a la cubana, un plato más conocido en el mundo que en nuestra isla.
Fuentes:
-Fitomed, sitio del Ministerio de Salud de Cuba.
-Varios sitios digitales consultados durante la investigación.