Homenaje hondo para impulsar el día
Si hay un lugar enaltecedor y mágico en la ciudad de Santa Clara, ese es, sin espacio a duda, su Plaza de la Revolución, que desde octubre del año 1997 guarda celosamente los restos del Comandante Ernesto Guevara de la Serna y de sus hermanos de lucha. Un buen sitio, como escribiera el poeta en aquellos tiempos del ansiado y sentido recibimiento, para echar a andar de nuevo sus guerrilleros huesos.
Hasta allí, al amanecer de este viernes, llegó el Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, para el homenaje más hondo, ese que inició, y de seguro impulsó, su jornada de trabajo en Villa Clara, donde lidera, desde el jueves, una visita del Consejo de Ministros.
Con la compañía de la primera secretaria del Partido Comunista de Cuba en este territorio, Yudí Rodríguez Hernández, y el gobernador Alberto López Díaz, el Jefe de Estado colocó flores blancas en el nicho donde están ubicados los restos del Che, puso su mano sobre el mármol frío que lo recubre y se paró en firme y en silencio frente a él. Luego caminó el lugar que reúne más de una treintena de nichos, iluminados por la llama eterna que encendió, precisamente, el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz para honrar al Guerrillero Heroico y a su destacamento de refuerzo.
El mandatario, además, visitó el Museo, que es un itinerario conmovedor por la vida del Che, en Cuba y otros sitios del mundo, a través de fotos, objetos personales, documentos, libros propios, ropas, armas. Ahí Díaz-Canel retomó la idea de hacer, a partir de todo ello, una exposición interactiva, como lo merece esta historia, con «tantas imágenes que se atesoran»», y habló esencialmente de aquellas del pueblo cubano en las calles recibiendo a Guevara en el año 97, otra vez victorioso.
El Presidente de la República bajó, minutos después, al Mausoleo del Frente de Las Villas, inaugurado por el General de Ejército Raúl Castro Ruz, en octubre de 2009, para cuidar y honrar los restos de los combatientes de esa importante tropa rebelde. A semejanza de un jardín interior, colmado de flores, constituye la última morada de aquellos valientes que cayeron en la guerra o han fallecido luego del triunfo.
De manera particular, hasta el nicho del Comandante Víctor Bordón Machado el dignatario llevó flores rojas y blancas, en homenaje al campesino que se convirtió en el primer guerrillero de esta zona alzado en el llano contra la tiranía de Batista, el mismo hombre que se subordinó de inmediato al Che en Las Villas, en lo que fue, dijo 50 años después, «la actitud más correcta que he tenido en mi vida»».
Díaz-Canel recorrió el recinto que está siendo sometido a labores de mantenimiento para que la historia continúe viva y hermosa. Con tales motivaciones, siguió el Presidente a cumplir su agenda en Villa Clara.